En
estos días que se prestan a la sensibilidad, al sentimiento fraterno y empático
con el cosmos más próximo que nos rodea, conviene recordar algunas cuestiones
que también tienen que ver con nuestra actualidad.
Pertenecemos
a un mundo que ha alcanzado su desarrollo después de siglos de conquistas y
colonización, pillaje y saqueo de recursos, uso de la esclavitud, de la mano de
obra barata y de fracturar a los pueblos con la creación de guerras y conflictos
para así dominarlos más fácilmente.
En
Pleno siglo XXI poco han cambiado las cosas; siguen existiendo pueblos, cuyas
clases trabajadoras sufren la presión económica y militar del mundo occidental,
a veces el crimen más abyecto, como el genocidio de Palestina. A pesar de todo,
los medios de desinformación de nuestra humanidad más próxima, que equivocadamente
llaman prensa libre, nos atosigan a diario con un lenguaje pleno de eufemismos destinado
a confundir y manipular la realidad.
En
este orden de cosas, al genocidio lo llamen guerra, a las invasiones militares
de occidente le llaman conflictos o intervenciones humanitarias, al bloqueo
económico que someten a los pueblos impidiendo que reciban medicinas y ayudas
humanitarias le llaman embargos, a los actos terroristas y violentos de grupos
disconformes apoyados por los gobiernos de los países occidentales, Israel y de
EE. UU. lo llaman oposición pacífica y moderada, etc.
Tenemos
que rebelarnos contra la deshumanización que se normaliza desde los poderes
establecidos con circunloquios y mentiras, con el objetivo de impedir que todos
los pueblos deben ser libres y tienen la necesidad y el derecho a desarrollarse
económica y socialmente. También, los poderes gobernantes quieren ocultar que la
clase obrera es la que genera las riquezas y a la que tratan de alienar en el
individualismo y en la agradable barbarie consumista o arrinconarla en la más
inoperancia estática vital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario