1.- El capitalismo es un
sistema imposible de reformar; sus dos componentes básicos: el capital y la
fuerza de trabajo son contradictorios, discordantes; uno gana si el otro pierde.
Los beneficios de la producción y distribución de bienes y servicios generados
por los trabajadores/as son apropiados por una minoría social representada por
los dueños de los medios de producción. La clase obrera recibe lo mínimo necesario
para su reproducción como fuerza de trabajo, para que siga día a día con el
manejo de los medios de producción (tierra, industrias, comercios, etc.)
trabajando y produciendo bienes y servicios.
2.- En la economía
mundial, las poblaciones trabajadoras de las sociedades occidentales mantienen un
nivel de vida superior a costa del saqueo de los recursos naturales y de la
sobreexplotación de la clase obrera de los países colonizados. La liberación política
y económica que estamos viendo de naciones sometidas y oprimidas comienza a
acrecentar las crisis económicas y a repercutir en la caída del grado de
bienestar de las clases trabajadoras del mundo occidental.
3.-
El occidente colectivo busca de manera perseverante nuevas formas de superar
las adversidades que le impiden seguir reproduciendo y acumulando más capital.
En este contexto se encuentra la necesidad de contar con suficiente mano de
obra en el mercado de trabajo. En esta tarea, Pedro Sánchez y sus aliados políticos
de SUMAR no han dudado en firmar pactos para facilitar mano de obra al capital:
son las medidas relativas a las reformas de pensiones acordadas por el gobierno
“progresista”, los sindicatos del régimen, CCOO y UGT, y la organización
empresarial CEOE. Aunque lo acordado tiene mucho que ver con los acuerdos
pretéritos con la UE para el cobro de los fondos europeos.
4.- La
justificación vergonzosa de los acuerdos: “Para que los pensionistas, hombres y
mujeres, especialmente, los que tienen pensiones de miseria cobren más tienen
que volver a trabajar y es necesario por la subida del coste de la vida”. Se
trata de un golpe bajo, anunciado a las puertas de agosto, que introduce a los
pensionistas más pobres en el drama del pluriempleo y la ampliación encubierta
de la edad de jubilación, y con el aval de las principales organizaciones
sindicales, CCOO y UGT, como siempre. No se habla de establecer pensiones
dignas y reducir la edad de jubilación para que quienes han exprimido sus
energías a lo largo de toda una vida, puedan vivir dignamente.
5.-
La ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, ha confirmado que el acuerdo
firmado con los sindicatos contempla que para cobrar el 100% de la pensión se
necesitarán al menos cinco años en activo tras el cumplimiento de la edad
ordinaria de jubilación, lo que en la práctica se amplía hasta los 70 años.
Según indica la ministra "La idea que se maneja desde el gobierno es que
quien tenga pensiones bajas debe trabajar para mejorarlas, a pesar de la edad.
Esto repercute de manera directa en aquellos sectores que no han tenido
oportunidad de mejorar su cotización".
6.- En definitiva, lo
que se necesita son menos enredos con normas y leyes que nos lían y confunden;
lo que se necesita es la aprobación de unas edades de jubilación y unas
pensiones dignas para todas las actividades laborales como reclaman los
movimientos de pensionistas. Sin embargo, todo esto no será posible mientras no
dispongamos de una organización y la fuerza
revolucionaria como la única vía para la emancipación política de las clases trabajadoras, capaz de acabar
con una sociedad en donde la injusticia y la insolidaridad nacen de un estado que
confiere a los explotadores el disfrute de la mayor parte del valor de los
bienes y servicios que con su esfuerzo y sudor genera la clase mayoritaria de
la sociedad, la clase obrera.
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