miércoles, 21 de agosto de 2024

Breves notas sobre el Parlamentarismo regional

 


La lucha entre los partidos es la expresión “más íntegra, completa y específica de la lucha política entre clases”. En nuestro caso, la vida política extremeña está dominada por los intereses de una pequeña burguesía, una fracción progresista y otra conservadora y reaccionaria, ambas dan forma a las condiciones materiales en las que vive el pueblo extremeño: dependencia, atraso económico, y emigración.  La asamblea de Extremadura representa formalmente los intereses políticos y económicos de aquellos grupos sociales, incapaces de resolver los problemas históricos de la región. En la institución no hay representación de los intereses de la clase obrera.

Sin duda, las declaraciones que realizan los representantes políticos regionales ya sean del gobierno o de la oposición son parte del parlamentarismo burgués. Hasta la fecha,  se hacen desde un púlpito de plena subordinación a Madrid, en el que no se tienen en cuenta criterios para modificar las relaciones sociales de producción, ni propiciar cambios en las estructuras económicas regionales que mejoren la vida de la población trabajadora, son proclamas repetitivas puramente electoralistas que escuchamos a quienes ocupan las butacas de la oposición, en unas legislaturas el PP, y en otras el PSOE, como ocurre ahora; sólo hay que echar un vistazo a las hemerotecas.

Los discursos se hacen en nombre de la democracia, pero llamar ‘democracia’ a los procesos electorales cada cuatro años que se basan enteramente en el ‘marketing’, la manipulación y la ignorancia es no querer aceptar el significado ni el espíritu de esta palabra. Tampoco nadie explica que el modelo occidental de democracia no es el único ni que está lejos de ser el mejor, y como en algunos casos, por arte de birlibirloque o mejor siguiendo el dedo divino de un dictador se han transformado en monarquías.

Un modelo cuya inercia permite que sectores sociales acomodados de la población puedan vivir de cargos y puestos políticos y administrativos, trabajando para los amos del cortijo, mientras las clases explotadas producen la plusvalía necesaria para el funcionamiento de la sociedad. La ideología de la representación política regional no considera transformar el armazón productivo y social que mejore las condiciones materiales del pueblo extremeño en asuntos como el empleo, la vivienda, la sanidad, la educación, que impidan el vaciamiento del mundo rural.

Cada vez más, la democracia que conocemos es un invento burgués exclusivo para un segmento acomodado de la población, aquél que ocupa la jerarquía de la sociedad burguesa, aquél que nos adorna la vida con una bonita palabrería y sabias reflexiones, olvidado de otros grupos sociales que viven con dificultades materiales en los límites vitales que desde Madrid impone el IBEX-35. La democracia debemos entenderla como herramienta de participación popular orientada a mejorar el bienestar de toda la sociedad, mientras que la democracia burguesa tiene en la lucha parlamentaria un mecanismo sofisticado “de anular todo ‘modo revolucionario" de resolver problemas histórico-sociales”, impidiendo el avance hacia una democracia verdaderamente popular.

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