Estudios sociológicos de Oxfam,
el Banco Mundial y la nada sospechosa ESADE ponen de manifiesto tres factores
que están afectando silenciosamente a la sociedad española, aunque desde el
poder político y los medios de comunicación se quiera hacer ver lo contrario.
Primero, la
creciente desigualdad económica, donde una minoría social acumula una porción
desproporcionada de la riqueza, exacerbando la brecha social. Sólo
hay que ver como unos se enriquecen aceleradamente, y otros la mayoría las pasa
canutas para llegar a fin de mes. Este fenómeno está empujando a la
concentración de riqueza en pocas manos, y a la desaparición de las clases
medias.
Segundo, la
precariedad laboral, con un aumento de contratos temporales y empleos a tiempo
parcial que afectan desproporcionadamente a jóvenes y mujeres, creando
inseguridad económica.
Según el INE el 25 %
de los contratos son temporales, y alrededor del 15 a tiempo parcial. Estos
contratos afectan especialmente a jóvenes y mujeres. Además de ganar menos los
más jóvenes están sobre cualificados en sus trabajos.
Y tercero, la
privatización de servicios públicos, especialmente en educación y sanidad, que
erosiona la calidad y accesibilidad de estos servicios esenciales, favoreciendo
intereses privados sobre el bien común. Estos cambios, aunque sutiles, están
alterando profundamente el conjunto del tejido social de España.
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