Los directores generales de Política Agraria Comunitaria (PAC), Juan Eloy Rodríguez, y de Desarrollo Rural, María Ángeles Muriel, han acudido este lunes a la reunión técnica del Órgano de Coordinación del Plan Estratégico de la PAC con el Ministerio de Agricultura. Tras dicho encuentro, han lamentado la postura del Ministerio de falta de escucha a las comunidades autónomas a las cuales, en su opinión, no se las está teniendo en cuenta a la hora de tomar decisiones.
El problema de fondo es que el Ministerio y la Comisión Europea no quieren ni les interesa encontrar una respuesta real a los problemas de los agricultores. Las instituciones estatales y europeas están empeñadas en una reconversión agrícola, cuyo argumento, ahora, es la Defensa de la Naturaleza. En los años 80, 90, el argumento de aquella reconversión fue la entrada en la Unión Europea que nos salvaría de nuestros males pasados y nos habría horizontes de progreso.
Aquellas instituciones hacen todo lo posible para lograr la supervivencia de un capitalismo que en su desarrollo se encarga de desmentir todas las falacias que se venden con la Agenda 2030, el Pacto Verde o la restauración de la Naturaleza. El Plan Estratégico de la PAC navega en esa oscuridad que se quiere crear para la eliminación de las pequeñas y medianas explotaciones agrarias.
La PAC que se creó en el marco de la Unión Europea, con unos objetivos sensibles a la ciudadanía, para incrementar la producción de alimentos, la soberanía alimentaria de los países europeos y la elevación de las rentas agrarias ha derivado hasta caer en manos de las grandes potencias del Norte y las grandes multinacionales.
Los acuerdos de financiación de la UE y de países europeos con terceros países importadores suelen transformarse en subvenciones encubiertas a empresas europeas (españolas) que operan en aquellos territorios. Aquellos se complementan con acuerdos comerciales flexibles de intercambios de mercancías, en materia de inspección alimentaria o controles aduaneros que facilitan la penetración de las importaciones agrícolas arruinando a los productores nacionales.
Esto acuerdos comerciales están impulsados por países de producción industrial como Alemania que, ahora más que nunca ante las subidas del precio del gas y el petróleo, necesitan compensar estos aumentos de los costes de producción comprando alimentos baratos para que no pierda terreno la competitividad de sus industrias con la de países asiáticos.
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