sábado, 1 de julio de 2023

EL PODER COMPLICA LAS COSAS A LAS FAMILIAS POBRES. LA BUROCRACIA FRENA EL IMV Y LOS BANCOS DE ALIMENTOS NO LLEGAN.

 


Sara es una chica marroquí con dos menores, uno de 3 años y una niña de 1 año con problemas de autismo.

Los servicios sociales municipales la han estado ayudando en cuestiones como el alquiler del piso, la luz y otros elementos. Por supuesto que esto no es una solución que dé estabilidad a su vida diaria. El hecho de tener que cuidar de su pequeña le limita el acceso a algún trabajo que le proporcione ingresos para solucionar algunas de sus necesidades más básicas.

A SARA le han quitado el Ingreso Mínimo Vital (IMV) que cobraba porque no ha presentado en los servicios de la Seguridad Social el DNI de su hija de un año. De este modo, aunque se dé mucha prisa por solucionarlo va a estar un periodo de tiempo, esperemos que lo más breve posible, sin ingresos.

La situación de angustia y desesperación le impide dormir y descansar normalmente por lo que su estado depresivo se incrementa ante tanta oscuridad. Sara está dispuesta a pelear, a hacer cualquier cosa con tal de recuperar los ingresos que le proporcionaban el IMV.

Esta mujer recibe socorros de sus amistades, pero como es lógico no puede estar permanentemente pendiente de las ayudas de amigos o de entidades caritativas, economatos o bancos de alimentos, no quiere depender de asistencias caritativas.

La realidad es que el Ingreso Mínimo Vital (IMV) pregonado por el poder político como elemento que acabaría con la pobreza no está consiguiendo lo prometido, ni mucho menos, la mayoría de las veces el acceso es superar un camino de obstáculos por la cantidad de los requisitos burocráticos y otras veces, las cantidades de esta ayuda social son muy insuficientes para que los pobres puedan vivir dignamente.  

La pobreza, el empobrecimiento general se extiende entre cientos de familias. Este estado de cosas se complica por la crisis que pasan los Bancos de Alimentos. Este es otro factor que contribuye a la caída en la pobreza más absoluta ya que en cierta medida los Bancos de Alimentos actuaban como paliativos de un buen número de familias pobres. Desde hace algún tiempo, especialmente en este año 2023, las cantidades de alimentos por beneficiarios han descendido brutalmente. Al poder le importan cada vez menos las familias pobres, hay que vivir con la miseria.

La leche y el aceite de oliva han desaparecido de las bolsas que habitualmente se reparten desde la Cruz Roja, por sus altos precios en el mercado, y en muchos sitios los estantes de los bancos de reparto van quedando vacíos.

Los bancos de alimentos suministran en toda España a más de un millón y medio de personas. Las donaciones de colaboradores particulares a las despensas de los bancos de alimentos han caído notablemente y como hemos señalado, por norma general, lo que se puede entregar a las personas es una cesta incompleta al faltar leche y aceite.

El Estado no puede ser insensible a ver como las colas del hambre se incrementan con un número cada vez mayor de trabajadores pobres y precarios que dependen de las cadenas de alimentos para sobrevivir.

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