La naturaleza de nuestras democracias está teñida de
hipocresías y embustes. Lo que acaba de suceder con María Guardiola es un
ejemplo de cómo los representantes de los partidos políticos que conforman nuestro
sistema económico y social carecen de principios. Sus comportamientos están
orientados a la obtención de privilegios personales y poder, para ello, si
tienen que mentir mienten, si tienen que prometer prometen, no les importa
volver sobre sus pasos pisoteando las veces que sea necesario la dignidad del
pueblo extremeño.
Mentir, prometer e incumplir son verbos que están conformando
el lenguaje de esta política del PP y de la mayoría de los personajes políticos
que deambulan en lo que llaman “democracia y no lo es”. No podemos olvidarnos
de otros protagonistas con mucho oficio en la farándula política que aportan
sus prácticas teatrales a este irreal e inverosímil circo de la democracia.
Hagamos un breve repaso.
Una vez que se conocen los resultados electorales, Fernández Vara
anuncia que deja la política y vuelve a su profesión de médico. El desánimo y
el desaliento le pasan factura. Sin embargo, recapacita y decide seguir en la
política, tal vez, quiera lograr un puesto en las altas instituciones del
Estado, en el senado.
La presidenta de la Asamblea que siempre ha vivido de su
fidelidad y de sus servicios al PSOE, no quiere defraudar en estos tiempos
difíciles y aprueba la solicitud de investidura de su jefe a sabiendas, que será
un episodio inútil y una pérdida de tiempo como ha sucedido, una vez que Vara
renuncia a su investidura.
En el otro lado del escenario, la farsa se ha desarrollado con
mayor vehemencia e intensidad escénica. María Guardiola (PP), se siente ganadora
de las elecciones. Sin embargo, está desorientada: Las expectativas políticas
de Feijoo le pronostican buenos resultados en las elecciones generales, pero
para mantener esta dinámica es conveniente estar alejado de VOX; no puede dar
una imagen de colaboración y apoyo en la extrema derecha.
Sus devaneos la llevan a condenar a VOX, partido de extrema
derecha que niega la violencia machista y el feminismo. Guardiola con tono vivo
y valiente declara que nunca aceptará a la extrema derecha en su gobierno. Esta
actitud dura bien poco, basta un pequeño tirón de oreja para que se derrumbe y vuelva
sobre sus palabras, no le importa pasar por encima de la dignidad del pueblo
extremeño, su crédito político está sellado para siempre. Hasta cuándo va a permanecer
en la presidencia de la Junta de Extremadura.
La actitud de María Guardiola delPP nos muestra la talla
política de quienes nos han gobernado y nos van a gobernar en Extremadura, devotos
y devotas de su propio interés, apegados al servicio de organizaciones
políticas que buscan los buenos salarios y el cobijo de unas instituciones públicas
organizadas para mantener al pueblo trabajador extremeño en la sumisión y
subordinación, en el atraso económico y social. Hasta cuándo vamos a consentir
tantas mentiras y engaños.
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