Desde UED-PSLF nos
identificamos en todos sus términos con las manifestaciones realizadas por la (CAS)
Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad Pública en relación a lo que viene
sucediendo con la (ILP) Iniciativa Legislativa Popular para la recuperación de
la sanidad pública.
Así, en una reciente comunicado
del día 2 de diciembre, titulado” Sobre el papel de la izquierda en la ILP
para la Recuperación del Sistema Nacional de Salud”, la CAS informa que
ninguna de las direcciones de las organizaciones políticas en el Congreso de
los Diputados, ni de sindicatos como CCOO y UGT, así como directivas de asociaciones
corporativas de medicina y enfermería, y de otros colectivos, plataformas y
mareas que dicen defender la sanidad han apoyado la defensa de la Iniciativa
Legislativa Popular en los diferentes territorios del estado español, si bien quieren
destacar que han tenido colaboración de personas a título individual pertenecientes
a estas organizaciones políticas, sociales y civiles.
En este orden de cosas,
tenemos que decir que UNAEXTREMADURADIGNA (UED-PSLF), estuvo desde el primer día al
pie del cañón colaborando con compañeros de colectivos pensionistas y de la CNT
de Badajoz en la difusión y en la recogida de firmas de apoyo a la ILP en diferentes
localidades como Badajoz, Mérida, Almendralejo, Don Benito, Villanueva, Cáceres
y Villafranca de los Barros. Por supuesto que nos consta que otras muchas
personas también estuvieron recogiendo firmas en estas y otras localidades
extremeñas a título individual o pertenecientes a otros colectivos.
Esta iniciativa para la recuperación del
sistema sanitario público en el estado español se basaba en 5 puntos:
- Atención sanitaria para todas las
personas, universal.
- Derogación de las leyes
privatizadoras y recuperación de los centros privatizados.
- Creación de un sistema público de
farmacia y productos sanitarios.
- Recuperación y reforzamiento de la
atención primaria, dotándola del 25 % del gasto.
- Atención sanitaria de los centros de
mayores en manos del sector público.
La CAS señala
textualmente en su comunicado: “Por
tanto, tenemos que denunciar que todos aquellos grupos, que englobados en la “izquierda institucional”, han maniobrado para impedir
que la ILP se difundiera, para evitar que en un año en el que comienza el circo
electoral, PSOE y Unidas Podemos tuvieran que retratarse en el Congreso votando
en contra de propuestas, que mientras estuvieron en la oposición prometían
aprobar cuando gobernaran.
Sin embargo, todos estos grupos políticos reaparecen ahora en el momento
preelectoral con los reclamos de “la sanidad no se vende, se
defiende”. Lo que sí persigue la “izquierda del capital”,
es ocultar que la desastrosa situación sanitaria es simplemente el resultado de
la aplicación durante estas décadas pasadas de las leyes estatales que ellos están manteniendo, aunque contaban y
cuentan con la mayoría parlamentaria para echarlas abajo.
La voladura controlada del Sistema Nacional de Salud no permitirá “oasis” sanitarios, ya que afectará a todas las
Comunidades Autónomas. La estrategia de desmantelamiento de los llamados “servicios públicos” alcanzará todos los territorios y
todos los sectores, acelerándose cada vez más con las medidas que el Estado
está tomando, y aun reforzará mucho más con la agudización de la crisis
energética y eco-social.
Así, mientras el sistema sanitario se hunde, las ambulancias salen sin
médico, falla el transporte sanitario, se desmantelan los servicios de
urgencias, la Atención Primaria se colapsa, las listas de espera se disparan,
la masacre de las residencias continua impune con los mayores que sobrevivieron
de nuevo olvidados, y la sobremortalidad sigue sin merecer una explicación por
parte del Gobierno, todos los partidos sin excepción han cerrado filas, y nos
han metido en una guerra, que no es nuestra, y anuncian en los presupuestos
para 2023, 48.833 millones de euros (casi el 4% del PIB), más de la mitad del
gasto sanitario público, no para rescatar la sanidad, sino para alimentar un
nuevo ciclo de rearme que nos va a llevar a un suicidio colectivo como
sociedad.
Sin embargo, la esperanza que tenemos es la de que históricamente las
sociedades se han organizado desde la base cuando han tenido lugar graves
crisis. La unidad de los trabajadores/as es la esperanza, mientras que
políticos y gestores son el obstáculo, para lograr un sistema sanitario
verdaderamente democrático y universal, no dirigido por intereses comerciales,
que actúe contra los “productores de enfermedad” y
establezca como prioritaria la salud colectiva.