Desde Una Extremadura Digna (UED) y el PSLF queremos llamar
la atención para que los sindicatos más importantes de la región que viven a la
sombra del gobierno regional y los servicios de inspección de la Junta de
Extremadura intervengan y contribuyan a que se cumplan lo que de palabra
reiterativamente manifiestan respecto a sus deseos de que vengan industrias a
Extremadura que aporten desarrollo económico, empleos de calidad y salarios
dignos, y en definitiva a que estén al lado de la clase trabajadora que es la
que realmente crea las riquezas sociales.
1.- Es una realidad que la región extremeña por factores
económicos estructurales se encuentra en posiciones desfavorecidas para la
atracción de inversiones procedentes de fuera de nuestro territorio, lo cual es
consecuencia de políticas que para nada han tenido ni tienen en cuenta las
necesidades de la mayoría de la sociedad, al contrario, han sido favorables a
los intereses de una burguesía que ha sido poco presionada, incluso favorecida
por los sindicatos y por los propios gobiernos regionales.
2.- Desde UED y el PSLF rechazamos la idea bastante extendida
de buscar una solución a nuestros problemas industriales recurriendo a lo que
se nos vende hipócritamente como la generosidad de mecenas venidos de fuera
para instalar emporios industriales, un pensamiento general bastante vendido
por el poder mediático que ha logrado ser extendido y consolidado, pero que al
fin y al cabo lo que demuestran es la incapacidad de quienes han dirigido la
política extremeña durante muchos años para desplegar un aprovechamiento integral
de nuestros bienes y servicios.
3.- El hecho de que se pretenda que vengan industrias, en
abstracto, sin especificar qué tipo de industrias, queda muy bien, pero es una
palabra vacía sin contenido; consideramos que no todas las inversiones valen, y
hay que estar muy atentos a que las industrias que se quieran establecer contribuyan
al desarrollo económico extremeño y al bienestar de su población, y no las que pretenden
exprimir a nuestra fuerza de trabajo y nuestros recursos naturales. En
definitiva, como se observa por la reacción de buena parte del pueblo extremeño
se rechazan aquellas que buscan la apropiación seguido del destrozo de los
recursos naturales.
4.- Lo que exigimos es que la propia Junta de Extremadura
acompañada por el gobierno de España pongan en marcha procesos inversores que
tengan por base el aprovechamiento de los recursos productivos autóctonos,
agrícolas y ganaderos, el apoyo a nuestros empresarios, sin desdeñar aquellas
otras que aporten empleo y riqueza para lo que es preciso el control del
gobierno regional, de los trabajadores y de los representantes de la ciudadanía.
4. En un orden de cosas relacionados con “el empleo de
calidad y salarios dignos” sería muy necesario que representantes sindicales y
políticos de la región extremeña movieran los resortes institucionales de los
que disponen y entraran en contacto con los
trabajadores y trabajadoras para interesarse por conocer y corregir las
condiciones laborales tan negativas que sufre una buena parte de la población
trabajadora extremeña, que se mueve en subcontratas, empleos precarios,
condiciones ambientales detestables, horas extraordinarias, salarios
indecentes, etc.
5.- La experiencia de lo que sucede en industrias
establecidas en nuestro territorio, en zonas muy concretas de Tierra de Barros,
parece ser que es desconocida por los responsables políticos regionales y por
los propios sindicatos próximos al gobierno regional, a pesar de las
posibilidades que tienen debido a sus servicios de inspección y al control
administrativo-laboral que debieran tener los dirigentes sindicales de la
región en el interior de estas grandes empresas extremeñas
6.- Consideramos que debe ser un objetivo prioritario tanto
para sindicatos como gobierno regional vigilar y controlar el cumplimiento en
toda su extensión de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, sobre todo en
lo relacionado con las condiciones ambientales por sus tremendas consecuencias
sobre la salud laboral. En centros específicos de grandes empresas es
excepcional que aparezcan Inspecciones de Trabajo ni tampoco se preocupan mucho
los principales dirigentes sindicales a pesar de que conocen las circunstancias
ambientales en las que se encuentran los trabajadores. Esta intervención
debiera ser una labor primordial en algunos centros de trabajo de grandes
empresas con dueños y directivos que reciben continuos honores y probablemente
subvenciones de los organismos públicos.