(Resumen del artículo publicado en el diario Rizospastis, bajo el título “El trabajo sucio de la socialdemocracia en tiempos de guerra”).
La socialdemocracia siempre se ha caracterizado por ser el poder que por un lado arrastra a los pueblos al matadero imperialista y al mismo tiempo, por otro lado, viste los intereses imperialistas con todo tipo de pretextos “pacíficos” y democráticos.
La socialdemocracia europea envía armas y alimenta la guerra al mismo tiempo que muestra un manto de democracia, popular y progresista para convencer más fácilmente al pueblo de los beneficios de la guerra.
El gobierno español, participa echando más leña al fuego, con sanciones, aumentando sus presupuestos de guerra, enviando material ofensivo y en general, mostrando su fidelidad al gobierno imperialista yanqui, y a la organización criminal OTAN.
La socialdemocracia europea ha tomado partido en Ucrania con un papel muy activo que pagarán los pueblos de esos países europeos. También, lo hizo en Yugoslavia, en Afganistán, en Irak, en Siria , etc. y ahora lo vuelve a hacer en el caso de Ucrania.
En Yugoslavia se buscó la justificación de combatir la limpieza étnica que realizaba Milosevic, y la socialdemocracia dirigida por la OTAN y el imperialismo yanqui se lanzó de cabeza tomando partido en la guerra y colaborando en los bombardeos que destrozaron miles de vida en aquél país.
En la guerra de Afganistán, la socialdemocracia promovió la consigna “no a la guerra, no al terrorismo” para enviar, en el marco de la OTAN, miles de tropas en la intervención imperialista.
En el caso de Irak a la vez que se alimentaba y se estimulaba la intervención del imperialismo yanqui se organizaban manifestaciones contra la guerra.
Tras la “Primavera Árabe”, los gobiernos socialdemócratas participaron activamente en las intervenciones imperialistas en Libia y Siria. En 2013, bajo el pretexto de “combatir el extremismo islámico”, se desató contra Malí otro ataque imperialista, encabezado por Francois Hollande y con el apoyo de la OTAN y la UE. Ahora, se apoya militarmente a Arabia Saudi para masacrar a la población de Yemen.
Las justificaciones para la guerra que escuchamos hoy de las fuerzas políticas socialdemócratas suena idéntico e indiferenciado con lo que los líderes socialdemócratas prominentes decían en el pasado. La guerra se libra por la “democracia”, la “libertad”, la “liberación de Serbia” o la “independencia de Bélgica”, el enfrentamiento a la “dictadura zarista”, el “derecho a la autodeterminación de las naciones”, etc. hablaban de acuerdo a los criterios del campo imperialista en el que participaba su país y de acuerdo a las aspiraciones de su propia burguesía.
Donde han gobernado han demostrado ser “halcones de guerra”. Dondequiera que permanecieron en la oposición apoyan los pretextos de la guerra y cultivan la ilusión de que a una guerra simplemente puede suceder la paz, como si fueran dos niños que luchan y luego vuelven a ser amigos, sin fijarse en las causas que generan la guerra.
La conclusión histórica es que la lucha contra la guerra imperialista está directamente ligada a la lucha contra la socialdemocracia, con el desvelamiento de su papel sucio y el derribo de las ilusiones sobre gobiernos progresistas “pacíficos”