No sabemos si es la monarquía, el presidente de la Junta de
Extremadura o los empresarios quienes necesitan cobertura ideológica que proteja
y respalde sus comportamientos con la sociedad y con la clase obrera, de ahí se
deriva la celebración y el contenido de la reunión de representantes de la
Empresa Familiar en Cáceres.
A pesar de la manipulación
informativa y la intensidad de la propaganda sobre este evento empresarial y
político resulta difícil esconder la crisis institucional de la Monarquía, así
como las cambiantes decisiones del Sr VARA en cuestiones tan importantes como
las políticas extractivistas o la inutilidad política de la Junta para resolver
problemas de los sectores sociales más depauperados de la sociedad extremeña, a
lo que se suman los egoísmos empresariales centrados en la reducción de las
políticas fiscales y salariales más que en la creatividad e innovación de la
que tanto presumen.
En sintonía con su ideología favorita de quedar bien con todo
el mundo, el presidente de la Junta de Extremadura coge en hombros al rey y le
sube poco menos que a la gloria del Olimpo, a la vez que atribuye al sector
privado la posesión del monopolio de la creación del empleo en la región, idealizando
el papel de los dueños de los medios de producción olvidándose de la clase
obrera, como productora de los bienes y servicios. El capital y la fuerza de
trabajo son los dos polos que conforman la estructura capitalista. En este modo
de producción no puede haber el uno sin el otro. Pero a pesar de esto, nos
quieren ocultar con su palabrería que la clase obrera es el polo creador de la
riqueza; sin esta clase social, cualquier referencia al proceso de producción no
tiene sentido alguno.
El Sr VARA se refiere en sus discursos a que se necesita que
las empresas ganen y marchen bien para que paguen buenos salarios y haya
calidad en el empleo. Consideradas globalmente, en este período de crisis de la
acumulación de capital, el propietario de los medios de producción aspira y recurre
a la extracción de la mayor plusvalía posible del trabajo del obrero. La
plusvalía de la que se apropia el empresario es el trabajo no pagado al obrero,
así que a mayor plusvalía menos se paga por la fuerza de trabajo, y mejor
marchan los empresarios. La cantidad de dinero que se paga por la mercancía fuerza
de trabajo, históricamente considerada, es lo mínimo biológicamente necesario
para que el trabajador o trabajadora recupere diariamente la capacidad para
seguir trabajando, y para mantener a su familia.
Estamos seguros que el fantasma que sobrevoló sin tocar el
suelo en esa reunión de élites, el XXV Congreso de la Empresa Familiar, fue la
brutal explotación salarial a la que está sometida la clase obrera extremeña empleada
en cualquiera de las diferentes actividades laborales, háblese de la
hostelería, industria, el campo, etc. No sólo los salarios son muy bajos, sino
que en muchos centros de trabajo difícilmente se respetan las normas que regulan
las condiciones ambientales y laborales sean convenios o el propio Estatuto de
los Trabajadores. No dudamos de que el ambiente estuvo concentrado en la
hipocresía de los discursos pomposos de alabanzas a los empresarios como
creadores de riqueza. El sudor obrero se dejó en la papelera a la entrada del
recinto en donde los grandes hombres de empresa buscaban soluciones para
incrementar sus beneficios.
Como casi siempre el Sr VARA recurrió a la teología que le
caracteriza que no es otra que la fe que presupone que para el desarrollo extremeño tienen que venir empresas y mecenas
a Extremadura para que se creen empleos de calidad con buenos salarios. El Sr VARA al frente de una administración
pública para nada considera que es el máximo responsable para realizar e impulsar algo tan escaso en la comunidad extremeña como son las inversiones públicas y la promoción de los servicios públicos relacionados con la sanidad, la educación, la
dependencia, etc..
El Sr VARA como responsable de las políticas laborales que se
practican en Extremadura debería haber expuesto y denunciado ante los
empresarios que hay que acabar con los salarios precarios, la sobreexplotación
generalizada, la mucha economía sumergida, la no remuneración de las horas
extraordinarias como sucede en algunas empresas, y en otros casos, comportamientos
empresariales propios del esclavismo o feudalismo; en algunas empresas se está
imponiendo a los obreros que las primeras horas no las cobran puesto que se
destinarán a pagar las cotizaciones a la seguridad social.
La hipocresía y la falsedad han llegado en nuestra tierra
extremeña a tal punto que después de esta reunión de la empresa familiar quien
critique a los empresarios será calificado como enemigo del empleo.
Para combatir tantas necedades y mentiras necesitamos urgentemente
centrarnos en la construcción de un partido obrero que trabaje por unas
administraciones públicas que estén en manos y al servicio de las clases
trabajadoras, que sea capaz de denunciar con fuerzas todo el contenido de las letras de aquella canción del
cuervo mentiroso que interpretaba Javier Krahe.
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