jueves, 6 de octubre de 2022

Sobre el presidente de la Junta y el XXV Congreso de la Empresa Familiar

 



No sabemos si es la monarquía, el presidente de la Junta de Extremadura o los empresarios quienes necesitan cobertura ideológica que proteja y respalde sus comportamientos con la sociedad y con la clase obrera, de ahí se deriva la celebración y el contenido de la reunión de representantes de la Empresa Familiar en Cáceres.

A pesar de la manipulación informativa y la intensidad de la propaganda sobre este evento empresarial y político resulta difícil esconder la crisis institucional de la Monarquía, así como las cambiantes decisiones del Sr VARA en cuestiones tan importantes como las políticas extractivistas o la inutilidad política de la Junta para resolver problemas de los sectores sociales más depauperados de la sociedad extremeña, a lo que se suman los egoísmos empresariales centrados en la reducción de las políticas fiscales y salariales más que en la creatividad e innovación de la que tanto presumen.

En sintonía con su ideología favorita de quedar bien con todo el mundo, el presidente de la Junta de Extremadura coge en hombros al rey y le sube poco menos que a la gloria del Olimpo, a la vez que atribuye al sector privado la posesión del monopolio de la creación del empleo en la región, idealizando el papel de los dueños de los medios de producción olvidándose de la clase obrera, como productora de los bienes y servicios. El capital y la fuerza de trabajo son los dos polos que conforman la estructura capitalista. En este modo de producción no puede haber el uno sin el otro. Pero a pesar de esto, nos quieren ocultar con su palabrería que la clase obrera es el polo creador de la riqueza; sin esta clase social, cualquier referencia al proceso de producción no tiene sentido alguno.

El Sr VARA se refiere en sus discursos a que se necesita que las empresas ganen y marchen bien para que paguen buenos salarios y haya calidad en el empleo. Consideradas globalmente, en este período de crisis de la acumulación de capital, el propietario de los medios de producción aspira y recurre a la extracción de la mayor plusvalía posible del trabajo del obrero. La plusvalía de la que se apropia el empresario es el trabajo no pagado al obrero, así que a mayor plusvalía menos se paga por la fuerza de trabajo, y mejor marchan los empresarios. La cantidad de dinero que se paga por la mercancía fuerza de trabajo, históricamente considerada, es lo mínimo biológicamente necesario para que el trabajador o trabajadora recupere diariamente la capacidad para seguir trabajando, y para mantener a su familia.

Estamos seguros que el fantasma que sobrevoló sin tocar el suelo en esa reunión de élites, el XXV Congreso de la Empresa Familiar, fue la brutal explotación salarial a la que está sometida la clase obrera extremeña empleada en cualquiera de las diferentes actividades laborales, háblese de la hostelería, industria, el campo, etc. No sólo los salarios son muy bajos, sino que en muchos centros de trabajo difícilmente se respetan las normas que regulan las condiciones ambientales y laborales sean convenios o el propio Estatuto de los Trabajadores. No dudamos de que el ambiente estuvo concentrado en la hipocresía de los discursos pomposos de alabanzas a los empresarios como creadores de riqueza. El sudor obrero se dejó en la papelera a la entrada del recinto en donde los grandes hombres de empresa buscaban soluciones para incrementar sus beneficios.

Como casi siempre el Sr VARA recurrió a la teología que le caracteriza que no es otra que la fe que presupone que para el desarrollo extremeño tienen que venir empresas y mecenas a Extremadura para que se creen empleos de calidad con buenos salarios.  El Sr VARA al frente de una administración pública para nada considera que es el máximo responsable para realizar e impulsar algo tan escaso en la comunidad extremeña como son las inversiones públicas y la promoción de los servicios públicos relacionados con la sanidad, la educación, la dependencia, etc..

El Sr VARA como responsable de las políticas laborales que se practican en Extremadura debería haber expuesto y denunciado ante los empresarios que hay que acabar con los salarios precarios, la sobreexplotación generalizada, la mucha economía sumergida, la no remuneración de las horas extraordinarias como sucede en algunas empresas, y en otros casos, comportamientos empresariales propios del esclavismo o feudalismo; en algunas empresas se está imponiendo a los obreros que las primeras horas no las cobran puesto que se destinarán a pagar las cotizaciones a la seguridad social.

La hipocresía y la falsedad han llegado en nuestra tierra extremeña a tal punto que después de esta reunión de la empresa familiar quien critique a los empresarios será calificado como enemigo del empleo.

Para combatir tantas necedades y mentiras necesitamos urgentemente centrarnos en la construcción de un partido obrero que trabaje por unas administraciones públicas que estén en manos y al servicio de las clases trabajadoras, que sea capaz de denunciar con fuerzas todo  el contenido de las letras de aquella canción del cuervo mentiroso que interpretaba Javier Krahe.

 

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