miércoles, 5 de octubre de 2022

Por una política independiente para la transformación socialista del Estado



El presidente de la Junta de Extremadura no se cansa de pregonar las posibilidades que ofrece nuestro territorio para que se instalen empresas y se genere un desarrollo y un progreso nunca visto. Estos planteamientos renuncian a políticas propias, y toda la acción de gobierno lo supedita a decisiones fiscales y administrativas para favorecer que vengan inversores que le saquen las castañas del fuego. Insiste y se supedita a la confianza en el sector privado.

El gobierno regional concede pocas posibilidades a lo público, quizás porque las políticas socialdemócratas no pueden recurrir a las ampliaciones de las inversiones públicas ya que son inviables dado el actual marco económico y financiero, en el que convergen con la poca capacidad económica de un Estado endeudado hasta los ojos, y dado que las inversiones del sector privado no tienen mucha confianza para instalarse en nuestra región, entre otras cosas por la crisis actual de la acumulación capitalista.

Por lo que estamos viendo sólo las grandes empresas eléctricas hacen su agosto instalando paneles solares para seguir dominando el control y los precios de la energía eléctrica, a lo que se une  el interés de las industrias extractivas que quieren dar un salto en la industria del litio, para impulsar una nueva ampliación de la reproducción del capital a costa de expandir el consumo de los coches eléctricos, para lo que necesitan apropiarse de los recursos naturales del territorio extremeño.

En todo caso, las directrices presupuestarias del gobierno de Pedro Sánchez se centran en el incremento del militarismo y la industria de las matanzas humanas. A la vez, con el apoyo sindical de CCOO y UGT, se realiza una manipulación informativa para comernos el coco sobre el incremento de los salarios de l@s trabajador@s de la función pública, cuando lo cierto es que van a perder este año más del 6 % de su capacidad adquisitiva. En este orden de cosas, hasta un sindicato como el CSIF se opone al acuerdo salarial firmado entre el gobierno y sus sindicatos.

No obstante, el Estado burgués a pesar de la crisis tan profunda que atraviesa para mantener su hegemonía y para que la gente acepte un modelo político de lo menos malo, a base de propaganda manipuladora de las mentes, nos hace ver su carácter social incrementando algunos gastos sociales, concediendo pequeñas migajas para tapar la boca a quienes luchan por salarios y pensiones públicas, y ciertas reformas fiscales que bajo el paraguas del beneficio a todos sólo benefician a los más ricos y poderosos.

No podemos aceptar un modelo político que quiere ser lo menos malo del capitalismo. El estado actual de cosas pone de manifiesto la necesidad de un programa socialista que defienda la necesidad real de instituciones estatales que trabajen, piensen, y que estén en manos y al servicio de las clases trabajadoras.

Lo que está claro es que tenemos que desarrollar una nueva comprensión de hacer política, que vaya más allá de la comprensión del sentido común, que traspase los límites de las políticas institucionales. Tomando independencia política como principio fundamental, es imprescindible plantear otras formas de hacer política y desarrollar un modelo de militancia que se adapte a ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario