El
acuerdo firmado por el gobierno y los sindicatos CCOO y UGT, sindicatos de la
monarquía, es una prueba objetiva más de cómo estas organizaciones sociales
siguen a pie juntillas las políticas del reformismo fiel a los intereses de las
grandes corporaciones económicas. Detrás de la subida del 9,5 % hasta 2024 se
esconde una manipulación clara para vender a la opinión pública y a la clase
trabajadora las bondades del gobierno de coalición, cuando la realidad es que
en 2022 van a subir sólo el 3,5 % los salarios de los trabajadores de la
administración pública frente a un incremento del nivel de vida de
aproximadamente el 10 %. En definitiva, que hay una pérdida de más del 6 % de
la capacidad de compra de los salarios en el año en curso. Estos acuerdos salariales
de los sindicatos de la administración pública, marcan las directrices, indican
el ritmo que deben seguir la inmensa mayoría de los convenios laborales.
La inflación es un recurso que utiliza el capital frente al trabajo; es
un artilugio que forma parte de la lucha de clases mundial entre el capital y
el trabajo; es un proceso destinado a incrementar las ganancias del capital con
el manejo de los precios; es un mecanismo para extraer la mayor cantidad
dineraria de los ingresos de los sectores populares, sean salarios,
jubilaciones, prestaciones, subsidios o las ayudas sociales. Mediante las alzas
de los productos básicos de consumo suben los ingresos de una minoría de la
población que es la propietaria de los medios de producción de la sociedad:
energía, alimentos y otros medios de consumo social.
Los precios de los alimentos y de la energía se han visto afectados muy
especialmente por la guerra y las decisiones de la OTAN y la UE. Las sanciones
que se han tomado contra Rusia se han vuelto en contra de las poblaciones de
los países occidentales. Los organismos financieros internacionales al servicio
del imperialismo norteamericano han decidido una subida de los tipos de interés
para frenar la inflación galopante. Esta medida política contribuye a la
disminución de las inversiones empresariales, a las subidas de los intereses
que la gente paga por sus hipotecas y sus préstamos al consumo. Todo genera una
bola de nieve que crece y crece desembocando en la subida del desempleo, la
caída de los salarios y en general, en unas condiciones laborales mucho más
duras y más favorables para la explotación laboral.
En este ambiente hostil a la vida de las clases trabajadoras y sectores
populares, él Estado español como buen administrador de los intereses de la
burguesía con la colaboración de los sindicatos monárquicos acuerdan la subida
salarial mencionada. Los medios de comunicación replican las voces
gubernamentales que llaman a la responsabilidad a los trabajadores para que
acepten ofertas salariales a la baja, inferiores a los niveles de la inflación,
como si ellos fueran los responsables de las subidas de precios.
Los trabajadores y trabajadoras serán los paganos de la crisis si siguen
las indicaciones de los sindicatos del régimen monárquico. No queda más remedio
que la organización y la movilización para combatir y denunciar los acuerdos de
colaboración de clase que conducen a la domesticación y dominación con la que
tan conforme y a gusto está la burguesía.
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