jueves, 1 de septiembre de 2022

Privatizaciones y gasificación de Europa. Caos económico y salida política

 



La privatización de empresas públicas y de sectores económicos enteros, como el caso del sector

energético en Europa, ha puesto a la Unión Europea ante una situación imposible. Han empeorado las

cosas después del COVID y de la guerra de Ucrania. Con anterioridad a esta crisis total, se hablaba de

problemas estructurales en nuestra sociedad, se decía que algo iba mal o muy mal; y ahora lo que va

muy bien es el brutal enriquecimiento de los especuladores a costa de la pérdida del poder adquisitivo

de la mayoría social como consecuencia de la inflación-especulación desatada.

No podemos entender la multiplicación de precios al consumo en la mayor parte de países del

mundo sino y a partir de la subida general del precio de las energías. El origen de este movimiento hay

que buscarlo, entre otros factores, en las privatizaciones generalizadas e impuestas por la Troika, tal y

como se denomina al triunvirato de poderes que rigen la economía mundial dependiente de los EEUU, a

saber: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio.

Tratando de evitar la reducción de las tasas de ganancia del capital, la Troika entendió que la venta

masiva de bienes de los Estados al capital privado podría abrir un periodo de renovación para la mayor

acumulación de capital. La Unión Europea, al servicio de los planes de la Troika, no ha dejado de lanzar

ofensivas privatizadoras tanto sobre Estados miembros, cómo con los que mantiene relaciones

privilegiadas.

Durante décadas la recomendación a los Estados, por parte de quienes manipulan la economía

mundial al servicio del gran capital, ha sido la de privatizar, privatizar y privatizar…

Cuando en medio de la sequía más fuerte que se conoce desde que se tienen registros, se informa de

que las grandes empresas eléctricas privatizadas manejan a su antojo el vaciado de los pantanos para

producir la energía eléctrica más barata, vendiéndola como la más cara, es hora de relacionar

especulación con las privatizaciones. Todo gracias a las políticas de Bruselas, que permite facturar a las

empresas toda la energía que producen al precio de la que les resulta más cara, como es ahora la

energía producida con gas. También fue gracias a las políticas de Bruselas como se estableció la

condición de las privatizaciones en cadena, generando un verdadero oligopolio en sectores como el

eléctrico, el energético y otros; de tal manera que hoy en día fijan sus precios especulativos con la

complicidad de los gobiernos.

Hemos de remontarnos a 1996, el último año del largo gobierno de Felipe González que comenzó en

1982, para encontrar el punto de partida de las políticas de privatización en España al dictado de la

Unión Europea. Se puso a precio de regalo importantes empresas públicas como Enagas, Repsol, Gas

Natural… Privatizaciones que continuaron de forma general a partir de 1997 con el gobierno de Aznar.

Como evidencia de qué es lo que se buscaba con esas privatizaciones, hemos de poner en claro que

entre los años 2000 y 2018 el precio del KW/h aumentó un 150%, pasando de 30 a 75 euros. Ahora anda

por los 450.

El gobierno del PP de Aznar extendió el plan de privatizaciones a otras empresas y sectores, como fue

el caso de Telefónica, Argentaria, Tabacalera, Red Eléctrica, Iberdrola, Aena…, apoyado en la exigencia

de la Unión Europea del cumplimiento en materia de déficit público, que establecieron los planes de

Maastricht.


Zapatero por el PSOE, y Rajoy por el PP continuaron con esa primera oleada de privatizaciones de

grandes empresas públicas. Se vendieron dichas empresas muy por debajo de su valor real, y a puerta

cerrada, de acuerdo con los compradores, estableciendo así verdaderos monopolios privados de tipo

clientelar; entregando la mayoría de las acciones a grupos financieros internacionales y fondos buitre.

Esa ofensiva no ha acabado y trata de barrer con todo lo público, tal como sucede ahora con la sanidad,

con el agua, con las viviendas públicas y con las mismas pensiones públicas en beneficio exclusivo de los

banqueros.

Los monopolios, al calor de la crisis actual, han puesto de manifiesto su capacidad para subir

indefinidamente los precios, generando costos imposibles para pequeñas y medianas empresas, así

como para millones de trabajadores, que por ello exigen la subida de salarios y pensiones en relación

con la subida de los precios. Una ola general de huelgas se ha desatado en Inglaterra, como no se

conocía desde hace cuarenta años. El poder y complicidad de los oligopolios y los gobiernos ha

multiplicado la corrupción política e institucional, hasta tal punto que la misma Comisión Europea se ha

visto obligada a hablar de la necesidad de proceder a la “intervención de los precios del mercado

eléctrico”, del gas y de los combustibles en general, acusando a Putin de ser el responsable de la crisis.

Pero son los oligopolios los que han triplicado sus beneficios económicos.

En reciente reunión en Alemania del gobierno tripartito del canciller Scholz, a la que fue invitado el

presidente español, Sánchez, el primero puso el grito en el cielo manifestando que “el precio del

mercado energético no tiene sentido y no está justificado”. Sánchez fue invitado a la reunión en tanto

que ha tratado de aportar propuestas alternativas a la crisis energética, como ha sido el caso de la

“excepción ibérica”, lo que permite parcialmente no vincular el precio del kilovatio al del gas, o la

propuesta de ampliación del gasoducto que quedó parado hace años en los Pirineos por falta de

presupuesto (Proyecto MidCat). En España existe la posibilidad de regasificación del 30% del gas que

necesita Europa. El gasoducto que se pretende retomar para vincular, gasísticamente hablando, Europa

desde Portugal hasta las fronteras rusas, también podría transportar hidrógeno combustible, para lo que

se exige la financiación pública europea.

Hay que señalar que todos los partidarios del gas licuado buscan cómo incrementar el negocio si

cabe, ya que puede acabar el suministro de gas barato a Europa desde Rusia, que ahora supone el 40%

del consumo, y ello desde este mismo invierno. La misma presidenta de la Comisión de la UE ha

convocado una reunión extraordinaria “para intervenir el mercado eléctrico frente al chantaje ruso”.

Ahora va a resultar que Putin es también el culpable de las privatizaciones de las empresas energéticas

de la UE y del oligopolio constituido. Este conflicto también se debatirá el próximo martes en el Senado,

tratando de convertirlo en un debate exclusivo entre partidos privatizadores que promueven la

corrupción clientelar.

La “intervención” del mercado energético está sobre la mesa de las principales instituciones, y

debería abarcar precios y empresas que conforman el oligopolio energético. Tratan de reordenar su

negocio con financiación pública sobre el gas, que en buena parte aportará los EEUU a muy alto precio y

de muy baja calidad.

Los partidarios del socialismo y de la república entendemos que acabar con el caos energético pasa

por revertir las privatizaciones acabando con los oligopolios, exigiendo la expropiación de dichas

empresas, su necesaria nacionalización sin indemnización para los especuladores, preservando los

derechos de los pequeños accionistas. Expropiación que exige una nueva dirección con el control obrero

y sindical.

La movilización convocada en defensa de las pensiones públicas del próximo 15 de octubre, debe

extenderse a todo lo público, por la expropiación del oligopolio eléctrico, de gas y combustibles,

haciendo frente a la crisis económica y política del régimen de la monarquía. La defensa de todo lo

público debe impulsar la exigencia de un referéndum legal y vinculante sobre monarquía o república.

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