La venta de los bienes públicos del Estado a los grandes
capitales siguiendo el mandato de la UE nos ha metido en un embrollo que
estamos pagando las clases trabajadoras. Los elevados precios de la energía
eléctrica y en general de los recursos energéticos determinan una influencia en
los precios de los productos básicos para la vida generando una inflación que
arruina los salarios y las pensiones.
El origen de este saqueo a la población trabajadora se
acentúa a partir de mediados de los años 90 cuando el gobierno del PSOE comienza
la privatización de importantes empresas públicas que continua el gobierno de
Aznar. El PSOE y en el mismo gado el PP han propiciado que en algunos sectores
se hayan creado verdaderos monopolios que controlan los mercados estableciendo
precios y condiciones de producción que les generan altos beneficios. Los
grandes monopolios con el apoyo del Estado han llevado la pobreza y el atraso
económico a Extremadura, y aún persisten en sus intentonas de acabar con toda
la riqueza de nuestra región apropiándose de los recursos naturales. Así, el
poder de estos oligopolios es tal que para incrementar sus ganancias vacían los
pantanos para producir energía eléctrica que venden al precio de la obtenida
con gas que es mucho más cara.
Sin embargo, la crisis del capitalismo no se detiene y las tasas
de ganancia no siguen el curso y no responden al interés de los grandes
capitales que para producir más y más barato sustituyen el capital variable (la
fuerza de trabajo) por el capital constante (maquinarias y nuevos instrumentos
tecnológicos). Para compensar estas caídas de las tasas de ganancia el
capitalismo mundial recurre a las guerras, al robo y saqueo de los pueblos, y en
el interior de los países como en el caso español a seguir con la venta de
bienes públicos mediante la privatización de la sanidad, la educación, la
imposición de duras condiciones laborales, etc.
Desde el PSLF y Una Extremadura Digna consideramos que la
única forma de acabar con este robo a las clases trabajadoras es con un Estado
que esté al servicio y en manos de las clases trabajadoras que revierta los grandes
bienes públicos privatizados, y lleve a cabo la nacionalización y expropiación sin
indemnización de las grandes corporaciones monopolistas de gas y combustibles
preservando los derechos de los pequeños accionistas y estableciendo el control
de los precios.
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