El
Banco Central Europeo ha vuelto a subir los tipos de interés. Ya realizó una
subida de 0,50 puntos en el pasado mes de julio pero ahora los sube 0,75
puntos, alcanzando el 1,25%, niveles que se llevan sin alcanzar desde noviembre
de 2011.
Según
la presidenta del BCE el objetivo de esta subida es para combatir los actuales
niveles de inflación. No hay que olvidar que el Banco Central Europeo es uno de
los defensores de los intereses de las oligarquías europeas. Son los capitalistas parasitarios y con capacidad
para imponer precios los únicos que se benefician de esta problemática.
La inflación es un mecanismo por el que se transfieren rentas
desde la clase obrera a la burguesía. Un fenómeno que comenzó a ser
visible en 2021, mucho antes de la guerra en Ucrania, con escasez de alimentos,
fertilizantes, semillas, componentes de automóviles, semiconductores, capacidad
de transporte y que manifiesta la imposibilidad del modo de producción
capitalista para perpetuarse.
Esta
subida de tipos supone un encarecimiento de la vida cotidiana castigando a
aquellos que sólo disponen de un salario (si lo tienen) y una pensión para
vivir y en el lado contrario, un mecanismo más para aumentar la tasa de
ganancia de las clases poseedoras de propiedades inmuebles, de rentas, accionistas
empresariales o bancarios, etc.
La
clase obrera y pensionistas que tienen préstamos hipotecarios van a ser empobrecidos
por que la subida de los tipos de interés conducirá a que los bancos revisen al
alza las cuotas mensuales de hipoteca a tipo variable o de préstamos para el consumo
provocando una brutal pérdida de poder adquisitivo de las familias.
Además, los
Estados recortarán los servicios públicos tales como la sanidad, educación,
pensiones, dependencia, el agua… con consecuencias desastrosas en regiones como
la extremeña, debido a la disminución de las cantidades presupuestarias que desviarán
aquellos para pagar los incrementos de los intereses de sus deudas.
Desde UED y el PSLF entendemos que la subida de los tipos de
interés es una forma más para incrementar los beneficios y mantener el poder
político de los grandes capitalistas. Todo esto pone de manifiesto que el
problema fundamental es el capitalismo. Lo único que cabe es la organización de
las clases trabajadoras para superar un sistema caduco encabezado por una Unión
Europea en fase crítica. La economía debe
estar al servicio de la mayoría, con un poder popular y una economía
planificada que sirva para satisfacer las necesidades de las clases trabajadoras.
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