sábado, 18 de junio de 2022

El individualismo enemigo de la unidad de la clase obrera

 


Hay empresas que en algunos centros de trabajo consienten que sus trabajadores se desenvuelvan en unas condiciones laborales totalmente insufribles y esclavistas, de tal modo que desempeñan su actividad en un ambiente de nubes de polvo y humedad; partículas que obstruyen los poros de la epidermis, producen irritaciones en los ojos y atacan a los pulmones, acelerando una posible pérdida de la calidad de vida.

El esclavismo no es una cuestión que atañe sólo a siglos pasados, está presente en nuestros días y se manifiesta de muchas maneras, en la actualidad al igual que en el siglo XV, el objetivo que determina sus movimientos siempre es el mismo: la acumulación de capital.

A muchos dirigentes empresariales les preocupan poco las condiciones laborales de sus trabajadores, lo que les interesa nada más es que produzcan la mayor plusvalía posible.

Estos capitalistas dejan sus negocios en manos de quienes desempeñan la función de guardianes de la fuerza de trabajo; son centinelas que no se preocupan por otra cosa que no sea la eficacia de los procesos productivos; su aspiración es la de presentar al jefe una buena hoja de servicios; los buenos resultados del negocio es el máximo interés de estos protectores, a quienes preocupan bien poco las condiciones laborales en las que se realizan los trabajos.

El motivo fundamental para que estas situaciones ocurran es que clase obrera lo permita, lo que suele ocurrir por miedo a la pérdida del puesto de trabajo. La espada de Damocles aparece sobre sus cabezas ante el mínimo intento reivindicativo. La solución a todo esto, es la unidad colectiva de la clase obrera y la conciencia de clase; el individualismo no conduce a nada; sólo siendo un ÚNICO SUJETO ante la clase dominante se pueden conseguir derechos laborales.

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