A pesar de la propaganda que están realizando
los medios de comunicación ligados al gobierno del PSOE y de Unidas
Podemos sobre el acuerdo alcanzado en la reforma laboral, la realidad es que los puntos de este acuerdo ofrecen muchas dudas de que esta
reforma mejore las relaciones labores para los trabajadores y trabajadoras tal y como nos están vendiendo.
Muy probablemente, en poco tiempo, a pesar de la grandilocuencia de
Yolanda Díaz y sus palmeros, quedará meridianamente claro que este acuerdo deja
intacto, sino a peor, la reforma laboral del PP, y es una cesión en toda regla a
las presiones de la Patronal y de la Unión Europea.
Los objetivos de la Reforma Laboral de 2012 realizada
por el PP pretendían incrementar el poder de la clase empresarial y la división de la clase obrera para explotarla más fácilmente y con más intensidad. Así, Rajoy en su
decreto modificaba las condiciones y requisitos para facilitar y disminuir el
coste de los despidos, rebajar los salarios y limitar el alcance de los
convenios colectivos.
En síntesis, lo acordado en estos días viene a
ser una copia de los acuerdos de la Unión Europea con el gobierno para
recapitalizar con fondos públicos a los bancos y a las grandes empresas. Se
entiende entonces que la Sra. Calviño vaya a ocupar puestos importantes en el
FMI, en concreto la presidencia del Comité Económico y Financiero
En relación a algunos puntos de la reforma
acordada en estos días, tenemos que señalar:
1.- Los expedientes de regulación de empleo y de suspensión temporal
de la relación laboral, la facultad de aprobarlos o rechazarlos que tenía
antes la Administración Laboral permanecerá trasladada a la dirección de las
empresas, privatizándola en
perjuicio de la clase obrera.
2.- El acuerdo no modifica nada de las
drásticas reducciones de las indemnizaciones por despido fijadas en la reforma
de 2012, y continúan suprimidos los salarios de tramitación en caso de despido
improcedente.
3.- Por mucho que se diga que con esta
reforma se reduce la temporalidad y se
potencia el contrato indefinido, la realidad es que con las ridículas
indemnizaciones de los despidos improcedentes, y además manteniendo la opción
entre readmisión y extinción del contrato a favor de la empresa en los despidos
contrarios a derecho, en la práctica los contratos indefinidos serán
temporales, y sobre todo teniendo en cuenta que no hay intervención de la
administración laboral ya que todo queda en manos del empresario.
4.- No se cambian los artículos 41 y 82 del Estatuto de los
Trabajadores, que permiten a los empresarios modificar unilateralmente las
condiciones de trabajo o dejar de aplicar un convenio colectivo vigente. Es
decir, queda inalterada la ampliación de las causas económicas que
permiten los despidos en los supuestos de descenso de beneficios o con la
simple previsión de que las empresas puedan tener pérdidas.
5.- Se sigue permitiendo que en los contratos a
tiempo parcial se puedan hacer las horas extras, a pesar del desempleo existente.
Hasta la fecha ha sido frecuente que en ciertos sectores laborales un
importante número de empresarios, sobre todo de la hostelería, de la
agricultura, de los servicios de limpieza y de otros sectores, hayan obtenido
ganancias desorbitadas firmando contratos de 20 horas y obligando después a sus
asalariados a realizar las jornadas que les de la real gana, disfrazadas como
“horas extras” completamente legales.
6.- El período de prueba a los trabajadores por
un año se sigue manteniendo; durante este período de tiempo los patronos pueden
despedir al trabajador sin indemnización.
7.- Las
ETT seguirán actuando como agencias de colocación, equiparándolas a las oficinas
públicas de empleo.
8.-
Desaparece el contrato por obra y servicio y en su lugar aparece el “contrato
temporal estructural”, que seguirá utilizándose según el libre criterio del
empresario. No obstante, la duración máxima de este contrato se reduce de tres
a un año, pero hay que recordar que los contratos temporales no se han reducido
en absoluto cuando el límite era de tres años, por lo que nadie asegura que los
empresarios se buscarán las triquiñuelas para continuar con los contratos
temporales.
9.- El contrato fijo-discontinuo se mantiene
como tal, teniendo en cuenta que las facilidades y abaratamiento del despido
establecidos en la reforma de 2012 dan pie a que los empresarios puedan
establecer los períodos de trabajo y el orden de llamada a la reincorporación
de los trabajadores y trabajadoras.
10.- No se pone límite a la precarización
vinculada a la subcontratación, puesto que cuando la empresa subcontratista
tenga convenio prevalecerá este último, lo que quiere decir que estas empresas
intentarán firmar convenios mínimos, a la baja, rápidamente.
11.- El restablecimiento de la ultraactividad
de los convenios y de la prevalencia del convenio sectorial sobre el de
empresa, será sólo en materia salarial. Algunos sindicatos señalan que los
empresarios han aceptado esta concesión con la confianza en que CCOO y UGT
firmarán o han firmado ya convenios sectoriales a la baja, igual de malos que
los de empresa.
12.- En la reforma de la reforma se crea un
nuevo artículo 48 bis, para que en ciertos momentos complicados el Consejo de ministros
pueda activar lo que se llama el MECANISMO RED DE FLEXIBILIDAD Y ESTABILIZACIÓN
DEL EMPLEO que no es otra cosa que una transferencia de dinero público a manos
privadas, puesto que facilita a todas las empresas que ajusten sus jornadas de
trabajo con exenciones en las cotizaciones a la Seguridad Social de hasta un 90
% y con salarios pagados por el SEPE. Nuevos ERTES.
En definitiva, la reforma de la reforma laboral
de 2012 si se mantiene en pie, viene a ser una tomadura de pelo que no tiene nada que ver con las demandas de la clase trabajadora,
ni con las exigencias de los sindicatos que no están atados al carro del
gobierno por más que se intente presentar como un avance en los derechos y en
las condiciones laborales de los trabajadores y las trabajadoras.
Lo que se deduce de todo esto es la necesidad
de construir una FUERZA POLIÍTICA y SOCIAL que sea capaz de organizar la
derrota de los deseos de enriquecimiento de la burguesía que encuentra su apoyo
en partidos que instalados en el gobierno y en el parlamentarismo hueco y de
teatro se olvidan de sus promesas electorales.
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