jueves, 15 de octubre de 2020

SOBRE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA. CONFERENCIA SOBRE REFORMA AGRARIA. 24 DE OCTUBRE EN MÉRIDA

 SOBRE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA.

Por ALEJANDRO CAPUANO TOMEY . Partido Socialista Libre Federación

Cuentan que cuando le preguntaron a Confucio qué es lo primero que haría de ser el soberano de todo el mundo, contestó: poner en orden el significado de las palabras. Este axioma debería regir interpretación y análisis de las cuestiones más importantes para la vida de las personas deben tener un enfoque y una definición que evite interpretaciones de parte, como es el caso que hoy nos ocupa: la soberanía alimentaria.

La Declaración de Nyéleni (Mali) estipula que: La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible, y a decidir su propio sistema alimentario productivo.

Si tomamos y hacemos propios estos principios la conclusión es que en España nuestra situación, como la de muchos países integrados en la Organización del Comercio Mundial, la Unión Europea y otras organizaciones globales es abiertamente contraria. Ya no se trata de una confrontación entre países sino de los derechos de los pueblos frente al poder de las corporaciones que dominan la producción y la distribución a escala mundial.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que la transformación va de la mano de un cambio de sistema y de una política valiente que legisle en favor de los intereses de la gente.

Estos cambios deben ir desde el origen de las semillas hasta la mesa del consumidor porque esta es la trazabilidad que debemos establecer y reforzar con leyes, comenzando por poner en orden la casa principalmente derogando privilegios y complicidades.

En España, más de 600.000 dueños de campos cobran de la UE sin trabajarlos frente a los 250.000 que sí lo hacen (*). Propietarios de tierras y de zonas de pasto que no explotan, pero cuya titularidad les permite desde hace casi dos décadas llevarse una parte importante de los de casi 4.000 millones de euros de la PAC (Política Agraria Comunitaria) que la UE reparte en España a través de los llamados “derechos históricos”.

La diferencia entre lo que se le paga a los agricultores y el precio en los lineales de cualquier de las grandes superficies puede llegar, como en el caso de las patas y las cebollas, a multiplicarse por ocho.

Los métodos de cultivo y tratamiento de tierras con derivados del petróleo y transgénicos, la estrategia de las grandes corporaciones de obligar a la siembra por países (como es el caso de la soja en Argentina y Brasil), las importaciones que no cumplen con los parámetros de calidad, sanidad y las condiciones laborales de los agricultores ejerciendo un dumping de libro y los alimentos elaborados que facilitan su transporte internacional aumentando la contaminación por plásticos y la posición dominante de las grandes empresas de distribución globales no sólo tienen efectos devastadores en materia económica.

 La depauperación de la vida en el campo es un elemento que ha causado la despoblación de las zonas rurales, ha cambiado los hábitos alimentarios y la desaparición progresiva de productos autóctonos.

Existen ya muchas prácticas exitosas en materia de Soberanía Alimentaria, especialmente en algunas naciones de América Latina, en los países nórdicos, por ejemplo. Pero ningún cambio será posible sin un cambio de paradigma, sin promover las ferias y mercados de proximidad, sin una adecuada logística cooperativa y una justa y equitativa distribución de los beneficios.

Esta es la apuesta del PSLF: una visión global para actuar en lo local, cambiar el actual sistema para desplegar e implantar una verdadera soberanía alimentaria. Y eso, le pese a quien le pese, se consigue haciendo política para el pueblo y no a pesar del pueblo.

Alejandro Capuano Tomey Partido Socialista Libre Federación – PSLF

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