Campamento Dignidad, reivindica la Renta
Básica Universal como elemento indispensable para acabar con la pobreza en
este país, y en concreto en Extremadura.
Mientras se pone en marcha esta Renta Básica
Universal es necesario conceder de modo urgente una Renta Básica de
Emergencia cuya cantidad siga los parámetros marcados por la Carta Social
Europea, nada por debajo del umbral de la pobreza (738 euros/persona), y se
contabilice y controle en la declaración de la renta (IRPF) con los ajustes
fiscales necesarios a todas las personas que tengan derecho a ella.
El Ingreso Mínimo Vital que según el gobierno
iba a acabar con la pobreza en España es un fracaso se mire desde donde se
mire. En todo caso, está sirviendo como justificación para que se presione a
los perceptores de la renta mínima de ciertas CCAA a que renuncien a esta y
soliciten el Ingreso Mínimo Vital.
En este orden de cosas, desde Campamento
Dignidad tenemos que denunciar cómo la Administración Regional justificándose
en motivos que tienen su raíz y nacen a consecuencia de la misma pobreza les
quita a muchas familias la Renta Garantizada de Inserción Extremeña, y de este
modo se los arroja de manera definitiva a la más absoluta pobreza.
El 29 de mayo se publicó el Real Decreto-ley
20/2020 por el que se establece el Ingreso Mínimo Vital (IMV) que viene a
reconocer un nuevo derecho subjetivo para las personas que cumplan unos
requisitos determinados.
El IMV se ha modificado por dos nuevos reales
decreto el 22 y el 28 de septiembre.
El Ingreso Mínimo Vital (IMV) tiene una
aportación de 462 euros mensuales para una persona, que se incrementará, según
aumenta el número de personas que integran la unidad de convivencia, hasta un
máximo de 1.015 euros (2 adultos y dos niños).
En la teoría gubernamental, el IMV tiene como
objetivo prevenir el riesgo de pobreza, pero de hecho sólo lo podrán cobrar
personas que demuestren que están en una situación económica de exclusión
social o de la pobreza más severa. Así que no previene nada, sólo quiere
aliviar a quienes están en el nivel más alto de la pobreza.
Hace
unas semanas el ministro español José Luis Escrivá informó de que de las casi
un millón de solicitudes realizadas sólo 90.800 solicitudes cuentan con luz
verde la seguridad social. Es decir, del
millón de peticiones que han llegado entre junio y septiembre, se han procesado
hasta septiembre 320.000 solicitudes y, de ellas, se han aprobado 90.800 (un
28% del total de las revisadas). Se han denegado 86.152 (un 27%) y siguen
pendiente de subsanación 141.995 (el 45%).
El ministro se
justifica diciéndonos que la Seguridad Social está desbordada cosa que era de
esperar. Este hecho, no cogía de sorpresa al Ministerio, conocían que esto iba
a pasar. Sin embargo, el Gobierno español no puso los medios precisos para
evitar este enorme problema burocrático que impide a muchas familias el acceso
al Ingreso Mínimo Vital. No obstante, no se detuvo el gobierno en emitir
mensajes publicitarios en los que se remarcaba una y otra vez de que “a nadie
se les va a dejar atrás”.
Por eso, es
imprescindible la contratación de personal para que la tramitación documental
en la Seguridad Social sea más ágil y se resuelvan las solicitudes con mayor
rapidez. Y esta dotación de personal es necesaria en todas las administraciones
públicas si se quiere que los servicios públicos sean útiles a toda la
población.
El presupuesto que se piensa destinar al IMV es una cantidad
ridícula para luchar contra la pobreza. Es una cantidad que queda muy lejos de
la que el PSOE proponía en su programa electoral de 6.000 millones de euros, y
lo que manifestaba PODEMOS de unos 10.000 millones de euros. No está de más
recordar que en las elecciones europeas de 2014,
propuso una renta básica incondicional con la que se garantizaría el ‘derecho a
una renta para todos y cada uno de los ciudadanos por el mero hecho de serlo y,
como mínimo, del valor correspondiente al umbral de la pobreza con el fin de
posibilitar un nivel de vida digno.
Algunos han intentado confundir el Ingreso
Mínimo Vital (IMV) con la Renta Básica Universal. Como aclara Daniel Raventós: ”el
IMV es una renta mínima dirigida a quienes sufren la pobreza severa, está
orientada a una fracción social integrada por los muy pobres. El IMV es un
subsidio, una ayuda social con muchas condiciones. La Renta Básica Universal es
incondicional y se dirige a toda la ciudadanía, la recibe toda la población,
pero no todos ganan. Con una financiación mediante reforma fiscal, el 20% más
rico de la población la recibe, pero pierde. El otro 80% gana”.
Desde Campamento Dignidad exigimos:
1.
Que el gobierno proceda a una contratación suficiente de
personal para que los servicios administrativos puedan tener un funcionamiento
eficaz y rápido ante las necesidades de carácter burocrático que tienen las
familias a la hora de disponer de los documentos de diferente índole.
2.
Que lo más rápido posible, urgentemente, se pague el Ingreso
Mínimo Vital a miles de familias que se encuentran desesperadas sin ingresos de
ningún tipo esperando que les llegue esta ayuda social para poder sobrevivir.
3.
Que el gobierno ponga en marcha una Renta Básica de
Emergencia con cantidades que cumplan la Carta Social Europea, y permitan a las
familias disponer de unos ingresos para una vida digna.
4.
Que la Junta de Extremadura deje de manejar los problemas que
nacen y tienen su origen en la pobreza que padecen muchas familias extremeñas
para utilizar aquellos como justificación a la hora de quitarles la renta de
inserción extremeña (renta básica extremeña).
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