Carlos Martínez
La reunión de la CEOE de la que
tanto se ha informado ha sido en realidad una manifestación de la gran patronal
condicionando la llamada “reconstrucción” es decir la salida a la crisis
capitalista que el coronavirus ha agravado.
La CEOE que ha llevado al monarca
a la clausura de sus jornadas sobre la situación ha lanzado unos pocos, pero
muy claros mensajes: -De reforma fiscal progresiva e impuestos a las grandes
fortunas, nada. La consigna es la rebaja de impuestos a las
empresas, es decir los “empleadores” de lo que se deduce que cualquier carga
fiscal para sus empleados, pues ellos –los “empleadores”- son los que mueven el
reino de España y por tanto nos hacen un gran favor al resto. Para lo cual con
el rey a la cabeza llaman a la unidad, es decir a su unidad. Eso sí financiado
con dinero público todo.
-De suprimir y/o reformar la
“reforma laboral” ni hablar, necesitan tener la sartén por el mango para
despedir, impedir la negociación sindical y seguir abusando del precariado y
los y las falsas autónomas. La reforma laboral debe seguir tal cual y para ello
cualquier extorsión al gobierno será buena para lo cual todos los medios de
comunicación empresariales la defienden.
-En tercer lugar y a hora de
planificar la recuperación económica la patronal al igual que muchas
comunidades autónomas y parece que Pedro Sánchez siguen apostando por un
caballo muy enfermo, el turismo de masas. Su inteligencia no da para más ¿O es
que la patronal española es rentista y especulativa y en su caso tan solo
turismo y ladrillo son su base principal de ganancia? Parece que salvo honrosas
excepciones sí.
De revertir las deslocalizaciones
industriales nada. De reindustrializarse nada. Ahora lo importante es reabrir
chiringuitos playeros y traer turistas de una rebrotada Alemania o nunca curada
Inglaterra de Covid-19 o abrir las fronteras a unos EE.UU infectados hasta las
cejas y con una fase exponencial de expansión del coronavirus. Trágico.
Me pregunto los de INDITEX ¿van a
volver a fabricar algo en España? España necesita en primer lugar ser
consciente de que hay una crisis capitalista mundial muy severa, mucho. Que la
realidad va a ser paro, más pobreza y hay mucha en el reino de España y puede
haber más hambre de la que ya hay. Por tanto, vamos a necesitar servicios,
mucho mejores servicios, educación pública de calidad, pero pública no
concertada u otras mentiras. Una sanidad mucho mejor y más dotada y crear
empleo público, mucho más empleo público que sí que paga cotizaciones sociales
y un real reparto de la riqueza mediante medidas fiscales, pero también
nacionalizaciones, porque solo enviar “ayudas “públicas a los grandes
empresarios, pero luego no controlar sus pasos es de estúpidos.
La renta básica o rentas vitales
dignas -1200€- serán imprescindibles, así como incrementar la inversión
sanitaria, educativa e investigadora y si las grandes patronales ni cotizan
casi nada, ni pagan impuestos, ni innovan, investigan o reindustrializan, pero
si reciben grandes subvenciones, entonces ¿Cuál es su modelo de
“reconstrucción”?
Además de la agricultura y la
distribución de alimentos al margen de las grandes cadenas internacionales
¿Qué? Del apoyo al pequeño comercio y de la creación de servicios propios de
comercialización, distribución y de agroindustria, textiles o la recreación de
una industria metalúrgica y de automoción o de producción siderúrgica, muebles…
¿Qué?
El modelo CEOE es el que parece
se va a imponer. Veamos hechos, la gran presión por que Ciudadanos y el PP
negocien con el Gobierno –léase la cúpula PSOE, de hecho ya funciona una pinza
de personajes no electos de ambos partidos influyendo- en la que grandes medios
“informativos”, todos los personajes del régimen y ahora la corona, -si la
desprestigiada corona- insisten, por qué no tiene otro objetivo que
salvaguardar los intereses de la gran patronal, los bancos y el poderoso lobby
turístico.
¿Y los sindicatos donde están?
Por lo pronto con menos fuelle que vergüenza. Veamos, a CCOO y UGT solo los
hemos visto aliarse con la CEOE en el tema de los ERTE sobre los que por cierto
habría que establecer mucho más control. Pero es que además CCOO y UGT democráticamente
no tienen la representación ni exclusiva, ni total, ni siquiera la confianza
generalizada de la clase trabajadora.
Por tanto, ante una situación tan
dura como la que la clase obrera va a vivir lo primero es exigirles algo de
humildad y llamar a la unidad de la clase. La unidad de trabajadoras y
trabajadores es imprescindible para hacer frente a la extorsión y chantaje de
la gran patronal incluida la agraria puesto que ASAJA está explotando duramente
a las y los jornaleros agrarios con un regreso a los “Santos inocentes” aunque
ahora estos sean en su mayoría latinos o africanos.
La unidad de la clase trabajadora no pasa por
una mesa de dialogo opaca y en la que dos sindicatos se abrogan la
representación de toda la clase obrera puesto que aun reconociendo que son
mayoritarios, no tienen ni por casualidad la fuerza para defender todas las
clases populares y esto se ve cuando las bases sindicales y obreras en las
luchas que ya están habiendo en Nissan, ALCOA u otros sectores y empresas van
unidos y de la mano. Hemos de unir fuerzas.
Dicho esto, repudio cualquier
forma de sectarismo tanto antisindical como excluyente de todas las fuerzas
sindicales democráticas, de clase o movimientos de carácter laboral. Aquí no
hay unos y otros. Por ahora y por culpa de falta de movilización excepto
algunas excepciones muy encomiables, la CEOE impone su doctrina y eso tampoco
es democrático. Consentirlo si es traición. La unidad imprescindible es la de
las clases trabajadoras.
Carlos Martinez, es secretario
general
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