CARLOS MARTINEZ, SECRETARIO GENERAL PSLF
Desde la contrarrevolución conservadora de Margaret Thatcher
y Ronald Reagan a finales de los ochenta del siglo pasado, la dignidad del
empleo y los derechos laborales ha ido degradándose. La revolución conservadora
se arma con el objeto de derrotar a la clase obrera y destruir su conquista en
Occidente, el estado social y/o el del bienestar.
El objetivo del neoliberalismo que es la doctrina política
del capitalismo a partir de ese momento, es destruir el estado social, los
sindicatos y la cultura obrera. Lo malo es cuando poderosas fuerzas con origen
en el movimiento obrero abrazan las tesis neoliberales y prostituyen la
socialdemocracia, o posteriores intentos de reconstruir el progresismo y la
radicalidad democrática acaban comprando al neoliberalismo negar la centralidad
de la clase obrera e incluso los populistas la niegan en su profundidad
transformadora.
La cultura obrera va
más allá de un trabajo concreto o una profesión. Es una actitud digna y de
lucha o al menos resistencia al capitalismo y su organización no solo laboral,
sino social, igualitaria y ambiental. Destruido el socialismo de clase, lo
demás será pan comido. De hecho, ahora excepto sectores todavía minoritarios,
toda la izquierda oficialista está, en posiciones de colaboración de clases.
En esta crisis
capitalista mundial de 2019 en la que se enmarca la del COVID-19, las
consecuencias van a ser terribles y el paro y la pobreza están siendo
imparables y volverán a golpear a la mujer de forma criminal. Pero es que los
bancos, los poderosos grupos financieros y la mayor parte de las grandes
empresas están también muy tocadas y sin liquidez.
El capitalismo y sus gerentes, están despistados, todavía no
han encontrado su solución definitiva a su crisis y en estos casos cuando un
capitalismo está con temor por todo, la solución de la burguesía, también de la
burguesía liberal es el autoritarismo y/o el fascismo. La burguesía atemorizada
no solo no necesita ya de la democracia, sino que la utiliza para liquidarla.
Por eso humildemente a mí no me extraña el fenómeno VOX, ni que el PP haya
vuelto a sus orígenes de las familias franquistas. Ese va a ser su camino
inexorable y eso ahora se llama el Trumpismo y seguir a rajatabla las órdenes
de los consejeros de Trump en América latina, Europa y el reino de España.
Lo primero pues será seguir destruyendo al Trabajo
organizado, domesticando y a la vez combatiendo a los sindicatos de la clase
trabajadora, despistados, amedrentados y a su vez o colaboracionistas o
sectarios. También en comenzar a pescar votos en las colas del hambre, la
desesperación y la ausencia de futuro. Colas del hambre que se forman por la
ineficacia y los temores de la izquierda de la colaboración de clases y su
temor a las derechas, pánico a los bancos y las grandes empresas que imponen
con impunidad su ley.
Decía un compañero de
trabajo mío, mucho mayor que yo en la combativa metalurgia de los años setenta
que la ambición del patrono no solo era que el obrero trabajara, sino que
pusiera su herramienta, ósea descubría el teletrabajo impuesto de forma masiva
gracias al coronavirus y al que tantas loas se le hacen. Es ya el culmen del
sueño del patrono y de la explotación; la trabajadora o trabajador, ponen su
herramienta y no solo, sino que transforman su comedor en centro de trabajo y
de paso las mujeres concilian de gratis para las empresas, ponen todas y todos
su propio ordenador o portátil, pagan el recibo de internet, pagan la luz,
ponen su móvil y pagan su tarifa a la compañía de telefonía y encima trabajan
más horas. Incluso hay tipos que se llaman progresistas y están contentos.
El caso de otros sectores laborales que necesiten o no de
trabajo manual e instalaciones o transporte el descubrimiento es el falso
autónomo, que en este caso también se paga sus cuotas sociales e impuestos. El
falso autónomo eclosiona de forma masiva en la crisis de 2008 y el teletrabajo
esclavo en la de 2019. Vemos pues como el trabajo se va degradando poco a poco.
Ante el paro masivo que ya ha llegado y va a llegar si las tesis de las
derechas trumpistas se imponen o se acepta la esclavitud de los comedores y se
profundiza el falso autónomo esa será su solución al empleo, eso o las colas de
Caritas, las parroquias y las ONGs de turno, que surgen como setas en ausencia
de renta básica y dignidad salarial. Previamente el capitalismo ha destruido la
economía productiva. Esto es lo que hay.
Por tanto, es necesario una recuperación del trabajo
sindical y político de la clase trabajadora al objeto de defender los
conseguido y lograr nuevas metas, defender e incrementar lo público y no
permitir que las burguesías derechistas atemorizadas acaben imponiendo el
autoritarismo del siglo XXI que hoy es el trumpismo, que al fin y la postre es
lo que las burguesías siempre han hecho. Aquellos de la colaboración de clases
que creen en unas burguesías democráticas, que miren al Brasil de Bolsonaro y
sepan de una vez, que Bolsonaro llegó al poder con el voto de la burguesía
liberal, que antes de consentir que triunfara el PT auparon a Bolsonaro y para
logarlo previamente encarcelaron
No hay comentarios:
Publicar un comentario