CARLOS MARTÍNEZ, es
politólogo, Secretario General del PSLF.
La situación es que en nombre de
la Troika la señora Calviño ha impuesto el mandato patronal y la doctrina
ultraliberal.
La negociación entre PSOE, Unidas
Po-demos y Bildu al objeto de
garantizar un nuevo estado de
alarma ha hecho que se caigan
muchas caretas. La primera es la
de Sánchez que seguro había autorizado a
Adriana Lastra a llegar al acuerdo y luego termina
asustado de tener que cumplir un compromiso
de su propio programa de gobierno.
La propia ministra de trabajo se descuelga
con un eso no se ha negociado con los agentes
sociales y así no. Pero se caen muchas más
caretas, por ejemplo, la de periodistas que
van de progresistas y se suman a las condenas contra el acuerdo y la
defensa de la reforma laboral más antidemocrática y contra la clase trabajadora desde 1978. Que “El Mundo” o “La Razón” defiendan esta reforma
laboral es normal, pero la defensa del grupo
PRISA y la SER, hace que se caigan las últimas
esperanzas que muchas y muchos tienen
en ese grupo empresarial de la manipulación.
También se les cae la careta a
las cúpulas sindicales de los
sindicatos mayoritarios, si
bien es cierto que alguno de ellos matiza después.
Pero la realidad es que las cúpulas sindicales
no son las únicas que pueden representar los intereses de la clase
trabajadora, no hay nada
escrito en los clásicos del movimiento obrero que diga que solo las
cúpulas pueden hablar en
nombre de los/as trabajadoras/es y que organizaciones pueden o no.
Las leyes, sí, pero las leyes a
la lucha de clases más bien la
reprimen o en el mejor de los casos dificultan. Por lo que si uno se duerme o las cosas se eternizan en
largas negociaciones de un
pacto social caducado y que
deja sin capacidad de negociación colectiva a los distintos sectores de
la producción por lo que solo
llevan a la melancolía y la nula efectividad
dado que la CEOE y la derecha se
oponen a sangre y fuego a derogar la reforma laboral y los tiempos se
dilatan, pues entonces, se
corre el riego de que alguien que
sí que cree que la reforma laboral debe ser
derogada, tal y como cientos y cientos de miles
de personas hemos exigido en miles de
movilizaciones en todo el estado español durante
vario años, -incluidos dirigentes de CC.OO
y UGT-, se corre el riesgo, de que otro
llegue y haga lo que tú crees que es tu trabajo,
pero que no lo haces.
Luego de quejas nada y de advertencias
menos, de derechos a la exclusiva ni hablar. “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”,
señores dirigentes sindicales,
ministras de la cosa e incluso
Gobierno de España al completo. La reforma
laboral debe ser derogada y ya.
Las colas del hambre están llenas
de personas procedentes del precariado que la reforma laboral
trajo. Carne humana de cañón al
servicio de la temporalidad y para que el empresariado
pueda disponer a voluntad de personas
no vinculadas a la negociación colectiva y sin derechos sindicales ni
laborales.
Es más, los ERTE están dejando al
descubierto el fraude en la contratación, pues son miles los trabajadoras y trabajadores que ven que
su subsidio vía ERTE es una
miseria y no da para comer a
sus hijos, pues su contrato era fraudulento
y no registraba las horas reales de trabajo
y/o cobraban en negro la mayor parte del
salario.
La reforma laboral es el regreso
a situaciones laborales incluso
peores que en el franquismo.
Lo peor para un socialista es cuando una señora que es parte del partido fruto de la
escisión felipista del PSOE,
en un gobierno del PSOE dice
que no se puede reformar la reforma
laboral valga la redundancia y lo hace
ante una asamblea de patronos. Si esto se
hubiera hecho en el PSOE que fundó Pablo Iglesias, no es que la señora
Calviño hubiera sido expulsada fulminantemente, sino que nunca tal persona hubiera pertenecido al partido obrero de Iglesias, vaya, ni
ella ni otros muchos.
La situación es que en nombre de
la Troika la señora Calviño ha
impuesto el mandato patronal y
la doctrina ultraliberal. En cualquier caso, gracias a BILDU por
inacción del gobierno a la
hora de cumplir con su programa y languidez de la dirigencia sindical se
ha logrado poner encima de la
mesa lo que es una injusticia
criminal para con las clases trabajadoras.
Luego algunos se quejan del avance
de la extrema derecha. Hay que echar a
los mercaderes del templo. Hace falta organización obrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario