Espacioindependiente nº 325, jueves 26 de septiembre, 2019
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Las víctimas del
franquismo carecen de los derechos de los que gozan los personajes del régimen
El vendedor de humo,
Presidente en funciones del gobierno en funciones, Sr. Pedro Sánchez, ha venido
a mal utilizar la tribuna y altavoz de la ONU para felicitarse, él mismo y sus
ministros, de la decisión del Tribunal Supremo de avalar su decreto de
exhumación del dictador, que manteniendo los honores de Jefe de Estado del susodicho,
programa el inmediato traslado de los restos del Valle de los Caídos al
cementerio de Mingorrubio (El Pardo).
Sánchez Castejón ha
venido a manifestar lo siguiente: “Hoy vivimos una gran victoria de la
democracia española. La determinación de reparar el sufrimiento de las víctimas
del franquismo guio siempre la acción del gobierno. El Supremo avala la
exhumación de los restos de Franco y su traslado a El Pardo. Justicia, memoria
y dignidad”. Comunicado que es preciso analizar en detalle. En la moción de
censura contra Rajoy, Sánchez realizó toda una serie de promesas políticas de
las que se ha ido desdiciendo, dejando lo dicho en palabras sin valor alguno,
en humo. Y es a eso mismo, a palabras vacías, a lo que se reducen las
manifestaciones realizadas en la ONU.
En el monumento al crimen del Valle de
los Caídos, que es un conjunto monumental público financiado con los
Presupuestos del Estado y regentado por la orden de los benedictinos -de
obediencia francesa y vaticana-, se concentra y expresa “la democracia española”
de la que habla el presidente en funciones. En lugar preeminente, en torno al
altar mayor, existen las sepulturas de honor de José Antonio Primo de Rivera (fundador
de la Falange) y de Franco, y debajo de ellos se acumulan decenas de miles de
restos de personas secuestrados, una buena parte de ellos fueron asesinados por
el franquismo. Restos a los que no tienen derecho sus familiares, por muchas
sentencias judiciales favorables que expresen su deseo de retirar los restos.
El incumplimiento
reiterado, efectivo y permanente de las sentencias hace efectivo el secuestro
de las víctimas. Mercedes Abril, hija de víctima del franquismo, que perdió a
su padre cuando sólo tenía tres años, lo explica así: “Me lo quitaron, me lo
mataron y luego me lo escondieron”. Y en relación con la presencia de las
víctimas en el mausoleo denuncia su situación, como si de una escombrera se
tratase: “Permanecen tirados, no enterrados”. Y es que la mayor fosa
común de España sigue cerrada a cal y canto, sometida al dictado y exigencias
de las instituciones del régimen, contra los derechos de los familiares. La
“democracia española” a la que alude Sánchez sigue sin permitir a los nietos de
las víctimas que puedan enterrar dignamente a sus abuelos. El historiador
Sánchez Albornoz, que como preso antifranquista, se fugó con otros compañeros
del campo de concentración del Valle de los Caídos, expresa el sentir de muchos
antifranquistas y demócratas sobre el futuro del monumento al crimen, diciendo:
“Creo que este tipo de monumentos ganan cuando son ruinas”.
Pero el gobierno se
empeña en mantenerlo como “cementerio civil de la reconciliación nacional”. ¿Un
cementerio civil presidido por la cruz más alta del continente y bajo control
financiado de la Iglesia? Por ello, nos negamos a que se pueda entender como
“una gran victoria de la democracia española” que los restos del máximo
responsable de crímenes contra la humanidad siga con todos los derechos, siendo
trasladado a otra tumba también pagada por el Estado; y que, por el contrario,
las víctimas no tengan derecho alguno a un entierro digno, a la justicia y a la
reparación. El traslado del dictador le quita a la familia uno de los muchos
privilegios de los que gozan “con la democracia”, pero no acaba, de ninguna
manera, con el sufrimiento de las víctimas del franquismo.
Sobre el alcance y
aplicación de la sentencia del Tribunal Supremo -cuyo contenido completo aún no
se conoce-, hay que decir que, en principio, representa la derrota de las
pretensiones de la familia de Franco de mantener los privilegios otorgados por
Juan Carlos de Borbón hace 44 años, que simboliza, entre otros, el faraónico mausoleo
del Valle de los Caídos, convertido en lugar de exaltación internacional del
fascismo. Sigue existiendo en dicha sala del Tribunal Supremo otros recursos
pendientes, además de un recurso Contencioso Administrativo que se opone al
traslado de los restos con la suspensión cautelar de la licencia necesaria,
dictada por un juez heredero de un almirante franquista. También, en ejercicio
de los derechos que no tienen las familias de las víctimas, los herederos directos
del saqueo franquista tienen la posibilidad pedir la suspensión de la sentencia
en el momento que recurran el fallo del Supremo ante el Tribunal Constitucional;
y recurrir después al mismo tribunal de Estrasburgo.
Y todo ello depende
en última instancia de la voluntad de la secta benedictina de la Iglesia que
reza todos los días por el dictador y le pone flores, y de su jefe del Vaticano,
que pueden oponerse por el Concordato vigente a autorizar la exhumación.
La decisión del
gobierno en funciones es la de utilizar el traslado de los restos del dictador
como parte de la campaña electoral, para lo que planifica la operación para el
próximo 21 de octubre. Se vuelven a olvidar de que franquismo y democracia son
incompatibles. Son muchas las incógnitas que aún deben despejarse para comenzar
a poner término a los privilegios de Estado de que gozan los franquistas,
acabando con la impunidad, y alcanzar el derecho a la verdad, la justicia y la
reparación, demandas que Sánchez y su gobierno niegan a los millones de
víctimas del franquismo.
La operación Errejón,
que parece una operación de Estado, divulgada en primera plana por todos los
medios de comunicación todos los días, combinada con el traslado de los restos
de Franco, parecen ser las bazas con las que juegan para las elecciones del 10N
los que niegan la democracia política, las Cortes Soberanas y la República, y
con ellas la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas del
franquismo.
La operación
Chamartín, el mayor pelotazo especulativo de la historia, antecede a Más Madrid,
que ahora se extiende en forma de “Mas País”, para la estabilidad del régimen
contra toda expresión independiente de la izquierda.
El candidato del PSOE a las próximas
elecciones generales anticipadas, elecciones pensadas para dar otra oportunidad
a las derechas, no puede creer que la venta de humo le va a dar grandes
resultados políticos y electorales siempre. Engañar a mucha gente durante mucho
tiempo ya se sabe que es incompatible, tan incompatible como el franquismo y la
democracia.