La subida del SMI no ha gustado a
la burguesía de este país, ni a la más poderosa ni a la más subordinada y
dependiente como la del sector agrícola que como vemos en estos días no
renuncia a dar sus últimas sacudidas contra aquella.
La crítica al incremento salarial que
comenzó en personajes bien asentados en el Banco de España, entidades
financieras, corporaciones y sindicatos empresariales, no cesa. Al contrario,
la asumen ya de manera pública algunos de sus representantes políticos como el PP.
Este combate contra la subida del SMI que en principio parecía asociada expresamente
al mundo de la economía comienza a tener un carácter más global, comienzan a tener
voceros políticos.
La razón de este ataque frontal que
realiza la burguesía no deriva de que vayan a sufrir una disminución de sus
ingresos y que su nivel de vida vaya a decaer. Ni mucho menos. Lo que no están
dispuestos a consentir es que crezca la ilusión y la certeza en los
trabajadores y trabajadoras de que pueden mejorar su nivel de vida y su
bienestar.
La burguesía española lo que no
quiere es renunciar a gobernar a su antojo, y a determinar el ritmo al que
tiene que moverse el resto de la sociedad. Por eso, lo que les preocupa es la
organización y lucha de la clase trabajadora. La lucha de clases está bien presente. No nos
olvidemos.
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