La realidad virtual en la que las
élites políticas y económicas quieren que vivamos se acentúa en estos días con un enorme espectáculo electoral, con mucho vodevil y comportamientos teatreros para llamar la atención y acaparar las audiencias televisivas.
La
pretensión de los grandes partidos políticos, de derecha, de izquierda y de
medio centro, sostenedores de la Monarquía como Estado benefactor de las clases ricas
y acomodadas, es que las clases trabajadoras vivamos en un mundo paralelo e imaginario. Este hecho se pone totalmente al descubierto en períodos electorales. El engaño se hace visible y aparecen las promesas que adornan nuestras plazas y
calles formando parte de una panorámica visual que a todas horas nos recuerdan los poderosos medios de comunicación.
Centrados políticamente en sus cosas, les importa
muy poco que la pobreza y precariedad caiga como una enorme losa sobre miles de
familias extremeñas. Las aspiraciones
electorales les mantienen absortos en promesas imaginativas con las que nos garantizan
fabulosos trenes, modernas vías ferroviarias y enormes castillos de papel que
al primer soplo de viento quedarán triturados y olvidados esperando la próxima
campaña electoral.
Mientras tanto, se intensifica la represión
y la violencia contra las clases trabajadoras y las familias más humildes de
Extremadura. A la precariedad y el desempleo, se unen las enfermedades resultado de las angustias e incertidumbres para
poder hacer frente a los gastos de alimentación, luz, agua, teléfono,
viviendas, siendo incapaces las entidades sociales de compensar un mínimo de
tantas necesidades.
Al espectáculo actual se une la clase empresarial extremeña que quiere
aprovechar el momento político recurriendo a excusas y artimañas para aumentar
la explotación laboral y pisotear un poco más los derechos laborales de la
clase obrera. Y en estos trances, las instituciones Públicas de la Comunidad Extremeña
les siguen la corriente, absortas en medidas burocráticas y haciendo uso de las
justificaciones más burdas niegan y retrasan ayudas sociales básicas para el
sostenimiento familiar como la renta básica o las ayudas al alquiler de
viviendas, indispensables para que muchas familias extremeñas puedan subsistir.
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