ALGUNAS NOTAS SOBRE EL CACIQUISMO.
Queremos
aportar una visión desde la ODP de algunos aspectos políticos que se están
dando en localidades de la zona de Tierra de Barros. En algunos aspectos
hacemos una referencia de manera muy general y en otros de manera más concreta
comentando los detalles de los mismos.
A lo
largo de los años, hemos llegado a comprobar que los dirigentes políticos en
las instituciones extremeñas como la Diputación, la Junta de Extremadura y representantes
del Gobierno Central actúan de comparsas de los partidos nacionales cumpliendo
a la perfección su papel de encargados de mantener la estabilidad
política-social de la población extremeña y evitar movimientos extraños a las
estructuras económicas-sociales que nos tiene asignado el sistema capitalista.
Un
componente de primer orden en aquella tarea son las aportaciones económicas que
destinan a nuestras localidades para combatir el desempleo y realizar mínimas
inversiones con las que tratan de evitar nuestro hundimiento acelerado y
definitivo. Sin embargo, las actuaciones económicas a las que destinan esos
fondos ni estimulan el progreso, ni tienen el mínimo interés en generar una
fuerza motriz que impulse el desarrollo económico y social, realizan una
función de carácter ideológico que está orientada a asegurar la perdurabilidad
de unas condiciones de conformismo y de pasividad que evite los problemas
sociales referidos.
En
el transcurso de los años, aunque ha habido una extensión de la educación y la
cultura entre las capas populares extremeñas, básicamente no se han modificado los
objetivos institucionales. Por un lado, seguimos siendo un buen caladero de
mano de obra joven cada vez más preparada tecnológicamente y especializada pero
que no encuentra posibilidades de empleo en Extremadura, y necesita salir a
buscar trabajo al resto del país o al extranjero.
Por
otra parte, el lento crecimiento y modernización de los procesos productivos
agrícolas e industriales no tienen una notable repercusión en la economía
regional, y mayoritariamente proseguimos siendo suministradores de algunas
materias primas muy necesarias para el resto de la economía del país.
En
algunas localidades en las que en estos últimos años se han instalado
Industrias con una importante absorción de mano de obra, la instalación de aquellas
viene acompañada de una explotación laboral intensa de la fuerza de trabajo; es
decir, salarios muy bajos que apenas alcanzan al umbral de la pobreza para una persona y que a duras penas permiten disponer de los mínimos existenciales a una familia, y con muchas horas de trabajo que tienen como
contraprestación grandes beneficios para las empresas.
En
el sector agrícola, al menos por la experiencia que tenemos en la zona de
Tierra de Barros, las inversiones realizadas en el campo gracias a las fuertes
subvenciones que llegan de Europa y de la Junta de Extremadura han estimulado las producciones más características de la zona, vino y aceite. No
obstante, el campo es incapaz de absorber la mano de obra agrícola de nuestros
pueblos en los que se dan notables bolsas de desempleo en ciertas épocas del año.
Las
relaciones entre propietarios y trabajadores están reguladas por un convenio
provincial en el que se contemplan emolumentos muy bajos para las diferentes
tareas agrícolas lo que responde a la poca capacidad de movilización que tienen
los trabajadores y las organizaciones sindicales entre los/as trabajadores/as.
Unos
pilares básicos que contribuyen a sustentar la panorámica cultural
e ideológica del clientelismo, y por tanto, del mantenimiento del caciquismo en
nuestros pueblos son una buena parte de los regidores locales que en su mayoría pertenecen a las
"sucursales extremeñas" del PP y del PSOE. Algunos
de ellos muy acostumbrados al sillón, intentan frenar a base de publicidad el
desgaste político que ocasionan los muchos años en la cabeza de la Corporación Local. El
oxígeno necesario para la permanencia en el poder lo producen con el uso
generalizado de diferentes medios de comunicación con los que atosigan
de mensajes a la población y visibilizan su imagen.
En
algunos casos muy concretos, como el Alcalde de Villafranca de los Barros, el medio que más utiliza es una
Televisión de propiedad municipal. La aplicación de
manera ilegal de la televisión municipal en esta tarea tan menesteroa para sus intereses lo lleva haciendo en esta legislatura ante la indiferencia de la Junta de
Extremadura. La Dirección General a la que corresponde la función de la vigilancia y control de este medio en la
Comunidad Extremeña permite su emisión aún a sabiendas de que cometen una
presunta prevaricación, puesto que como hemos dicho estas Televisiones Locales
Municipales no cumplen con la normativa legal establecida lo que no es óbice
para que con toda la cara del mundo disponga de ella a su gusto y
antojo el Alcalde.
No olvidemos
a ciertos periódicos locales que también cumplen una misión propagandística, como
verdaderos panfletos del partido en el gobierno municipal difundidos con fondos
públicos.
En
general, todos estos recursos publicitarios son las maquinarias más adecuadas
para llegar e influir ampliamente en la opinión pública. Estos medios de los
que se benefician sectariamente los dirigentes municipales se han visto ampliados
con la llegada a nuestro pueblo de las pantallas digitales.
Los importantes fondos
públicos gastados en estos mecanismos electrónicos de transmisión y en otras
actividades festivas y gastronómicas a las que se recurre con mayor frecuencia en la medida que nos
acercamos a Mayo de 2019, serían más aprovechable
para las comunidades locales si se emplearan en otros fines más provechosos:
educativos, empleo, arreglo de caminos, juventud, ayudas al alquiler de
viviendas, ú otras de las necesidades que se dan en muchas familias que viven en estados
de precariedad, pero lo que importa es la ganancia electoral, lo que importa
son los votos.
El
afán de caudillaje de nuestros Regidores se traduce en una incontrolable
soberbia y arrogancia por pretender que asumamos pasivamente que todo lo
positivo que ocurre en el pueblo se les debe a ellos, a su presencia y a su
intervención política. En cualquier acto independientemente de su naturaleza,
deportiva, musical, cultural, se afanan en discursos repetitivos, ficticios y
ridículos,recordándonos quesu localidad es la ciudad que más empleo crea, la más
limpia y la que dispone de los mejores servicios públicos del mundo mundial.
En
el plano ideológico, aunque pertenezcan a un partido político, como puede ser el
PSOE, dada la ambivalencia de sus comportamientos bien podrían representar
perfectamente al PP. Así, con el deseo de atraer a sus filas a votantes
conservadores exhiben unos principios y valores que se adaptan camaleónicamente
al color que más satisfaga su interés particular, como suelen decir “se hace lo
que haga falta para ganar las elecciones”. No diferencian su cargo
institucional de representante de todo el pueblo con su interés electoral.
Su
hipocresía les lleva a definir y justificar su ateísmo, aconfesionalidad o religiosidad en reuniones de partido, y se quedan tan tranquilos. Así, su relato les conciencia a que si es
preciso acompañar a Misa al Obispo y rendirle pleitesía hay que hacerlo. Por esas mismas razones, en las
procesiones de Semana Santa presiden la comitiva oficial, detrás del cura, en
compañía de concejales, y la guardia civil.
Los comportamientos
clericales de los representantes institucionales nos retrotraen a un pasado
medieval de “cerrada y sacristía”, ydifícilmente justifican que nos encontremos
en un Estado Moderno. Cuando los representantes públicos participan, sin el
menor rubor, en estas liturgias, seguir afirmando que estamos en un Estado
aconfesional es, cuando menos, contradictorio.
Aunque
se llaman de izquierdas no suelen diferenciar entre la enseñanza pública y la
enseñanza privada, ni distinguir el interés por lo laico y aconfesional del
interés por lo religioso.
Las
conductas ideológicas de nuestros dirigentes políticos no tienen nada de
simbólicas, ni responden a actitudes o intereses culturales o populares como pregonan
o suelen justificarse ante las críticas que reciben, son comportamientos que
ponen de manifiesto su identificación con la ideología dominante en los
diferentes ámbitos económicos, educativos o culturales.
El
humanismo que proclaman no es otra cosa que el paternalismo clientelar que les
asegure la subordinación y la reverencia, y en consecuencia, el mantenimiento
de las estructuras sociales que tanto les beneficia y les permite.
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