viernes, 18 de noviembre de 2016

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL SUBSIDIO AGRARIO





Desde la ORGANIZACIÓN DEFENSA DE LO PÚBLICO-ALTERNATIVA SOCIALISTA de EXTREMADURA consideramos que el gobierno de España debe eliminar  la obligación que tienen los/as trabajadores/as agrícolas de las 35 peonadas para el cobro del subsidio o de la renta agraria. Para buena parte de la población obrera es difícil conseguir esas peonadas. En muchos casos tienen que comprarlas a los empresarios agrícolas; esta cuestión se ha convertido en un elemento de sometimiento caciquil; por la dificultad de alcanzar los suficientes días trabajados, o bien porque los empresarios agrícolas no les dan de alta en la seguridad  social y no les firman las peonadas.  

En nuestra Comunidad, en muchos pueblos con un verdadero mercadeo en este asunto, de tal modo que la firma de peonada suele tener un precio de unos 15 euros. Esto ocurre con hombres, y sobre todo con mujeres al encontrar más dificultades para ser contratadas. Los planes AEPSA de los Municipios permiten la consecución de sólo algunas peonadas, no son suficientes. 

En otro orden de cosas, es preciso que el gobierno de España establezca de una vez un sistema de protección para población asalariada desempleada que unifique  la renta y el subsidio agrario, y garantizando que las personas que sobrepasen cierta edad tenga acceso permanente a la protección económica hasta llegar a la jubilación. 

El desempleo en las zonas agrícolas de Extremadura no es un problema de búsqueda de empleo; los trabajadores quieren trabajar, no quieren vivir subvencionados, ni depender seis meses de los 426 euros. El problema es que en el campo, las contrataciones son cada vez más escasas; el trabajo es muy precario y temporal. 

Así por ejemplo, en Tierra de Barros, el empleo aumenta en los períodos de la vendimia y la aceituna, el resto del año es complicado encontrar trabajo para un obrero agrícola. No obstante, en estas cosechas se impone la modalidad del trabajo a destajo. En muchos casos, las aceitunas se recojan en esportones a 3 euros cada uno de ellos, si la cosecha es abundante se pueden obtener 30 o 40 euros a base de mucho sacrificio, cuando la cosecha es mala, conseguir un salario de 30 o 40 euros implica dejarte parte de la piel en el campo.

La población asalariada de nuestra comarca tiene plena conciencia de que el convenio agrícola firmado es el resultado de la correlación de fuerzas, es el resultado de la lucha de clases, y en estos momentos son las organizaciones empresariales agrarias más conservadoras las que imponen sus criterios. En definitiva, la situación laboral es un reflejo de la poca capacidad de movilización que actualmente tiene la fuerza de trabajo agrícola. La inversión de este estado de cosas no es sencilla, nuestros políticos están muy entretenidos con sus cosas en las instituciones; en la calle tenemos que trabajar por la unidad de acción sindical y por una estrecha colaboración con los diferentes movimientos sociales de Extremadura.

La inclusión de los trabajadores agrícolas en el Régimen General de la Seguridad Social puede ocasionar dificultades muy serias a los trabajadores eventuales. Antes de dar ese paso, hay que generar amplias posibilidades de empleo, puesto que con los actuales niveles tendrían serios problemas para vivir dignamente y por supuesto, cotizar a la seguridad social, ya que al estar en el Régimen General dependería de los días trabajados. Actualmente, aún en desempleo pagan de su bolsillo una cantidad fija mensual lo que les permite, cobrar el desempleo durante seis meses y una pensión de jubilación. 

Los empresarios agrícolas tal y como funciona el sistema “disponen de una voluntariedad y enorme flexibilidad” para cotizar por los trabajadores eventuales. De aquí que sea una prioridad modificar en estos casos el procedimiento de cotización a la seguridad social, e intensificar la vigilancia de las inspecciones de trabajo, puesto que en la actualidad hay un agujero por el que se escapan importantes cantidades de dinero a la seguridad Social. 

No es un tópico repetir, una y mil veces, que la madre del cordero del estado económico-social de nuestra tierra es el olvido y el abandono al que nos han condenado los sucesivos gobiernos de España. La clase política extremeña históricamente ha sido subalterna de la de  Madrid. En la actualidad, no se vislumbra algo nuevo y diferente, seguimos estando al margen de cualquier desarrollo económico. No es manido repetir que en Extremadura se acomoda una oligarquía parasitaria con intereses económicos en el sector agrario, con nombres muy conocidos, que perciben millones de euros en rentas y subvenciones públicas.

 Por eso, no nos valen los planes AEPSA o los Planes de Empleo Social que tienen por objetivo silencio y subsistencia, necesitamos verdaderos Programas de Inversiones en Infraestructuras físicas y Planes de Empleo que estimulen la industrialización, la producción agrícola-industrial y la economía social. Claro, todo esto depende de nuestra capacidad de lucha y movilización.

No hay comentarios:

Publicar un comentario