Según el diario EL PAÍS: hasta 2011, en los programas de becas de libros, las comunidades debían aportar al menos la misma cantidad que recibían de Educación —que en 2010 era cuatro veces mayor que este curso—, pero al final de la legislatura socialista se liberó de la obligación de cofinanciar a unas administraciones ahogadas.
José Moyano, presidente de la asociación de editores de libros de texto ANELE, es pesimista. Considera que las perspectivas no son halagüeñas, “porque además hay una paralización del mercado de libros como consecuencia de la incertidumbre generada por la tramitación de la LOMCE, cuyo resultado inmediato ha sido el freno de las compras” de los centros para prestar los libros a los alumnos. Las ventas de manuales cayeron un 7,4% en su conjunto el pasado curso.