sábado, 7 de diciembre de 2013

Carta abierta a mis compañeros del sindicato DE ANTONIO MIGUEL CARMONA


 

 
 
La Unión General de Trabajadores es una organización sindical que inició su andadura, en defensa de los trabajadores, en el congreso fundacional de Barcelona en 1888 y cuyo primer dirigente fue uno de sus fundadores: Pablo Iglesias.
 
Desde el principio, sin embargo, la Unión General de Trabajadores ha tenido siempre los mismos detractores: el capital y sus voceros. El mantenimiento de la tasa de ganancia pasa, desde el punto de vista de los empresarios menos innovadores, por reducir los salarios y pervertir las relaciones y las condiciones laborales. Para ello, les resulta muy importante eliminar cualquier obstáculo, bien normativo (convenio), bien institucional (sindicato).
 
Cuando hay una recesión la tasa de ganancia se derrumba y es, precisamente en ese momento, cuando la presión contra los trabajadores, los convenios y los sindicatos, se multiplica. El mundo ideal de la patronal pasa por considerar a la fuerza de trabajo, no como sujetos de derecho, sino como un consumo intermedio de la unidad productiva.
 
Repasando pues la historia, los argumentos de la patronal, sus medios y sus somatenes, siempre han sido los mismos. Sus agresiones se han multiplicado en tiempos de crisis -a la par , como he dicho, del descenso de su tasa de ganancia-, a veces logrando sus propósitos, otras veces no.
 
Al principio, desde la creación del sindicato allá por el XIX, utilizaban la fuerza bruta, la violencia de carga, incluso el ejército al que Cánovas convirtió en una extraordinaria máquina de represión de los trabajadores.
 
Otras veces, cuando los avances sociales reducían la tasa de ganancia, trataban de desestabilizar la democracia o, incluso, destruirla con una dictadura de sindicato único perteneciente a un Estado convertido en el consejo de administración de la burguesía.
 
Civilizados por los acontecimientos, ya sin dictadura, la derecha económica encuentra en la derecha política su tabla de salvación cuando, ya en democracia y sin capacidad de utilizar la fuerza militar o el golpe de estado, utilizan las reformas para impedir que el convenio o el sindicato de clase defienda a los trabajadores o, lo que es lo mismo, reduzcan su tasa de ganancia.
 
A veces, desde la izquierda, se ha sido pusilánime con esta presión, confundiendo flexibilización con precarización o reforma con contrarreforma. Me duele más, por ende, cuando esos cambios lesivos a los trabajadores son planteados por parte de una izquierda que se escuda en una supuesta moderación y desconoce la perspectiva histórica que os trato de plantear en esta carta.
 
La última de las estrategias es hacer de un error o un exceso la causa general contra el sindicato. Como si la Iglesia no tuviera curas excesivos, el Estado políticos derrochadores o los partidos cuitas con el Tribunal de Cuentas. Y no por ello se puede criticar a todo el Estado, a la Iglesia en su conjunto o a los afiliados de los partidos. Si me apuran, el coeficiente de gente honrada en un sindicato de clase es bastante mayor que en el Estado o en cualesquiera institución pública o privada. No les cito a la CEOE por respeto a uno de sus presidentes que está en la cárcel.
 
Trataron de denostar con mentiras, injurias y calumnias al compañero Cándido y, como decía Machado de Pablo, en Cándido sólo encontraron a un santo laico. Fueron a por otros dirigentes, buscaron entre contabilidades, pagaron a traidores y soplones, ¿y qué obtuvieron?
 
Errores como en todas partes, algunos aprovechados, cuatro banquetes y muchos inocentes a quienes han acusado de forma desproporcionada. Le han quitado el sueño a muchos trabajadores ilusionados y a dirigentes comprometidos.
 
No seré yo quien critique la labor de la prensa libre. Pero sepan que sabemos, que tras algunas exageraciones, no se encuentra sólo la denuncia justa, sino una estrategia bien definida.
 
El sindicato, sin embargo, se mantiene intacto. Las razones de su existencia y las metas aún inacabadas.
 
Porque incluso, aunque vayan a por todos nosotros, se van a encontrar con la unidad que provoca llevar razón y estar rodeado siempre de los mejores hombres y mujeres que ha dado este país. Como lo son precisamente los hombres y mujeres de mi sindicato.
@AntonioMiguelC

No hay comentarios:

Publicar un comentario