COMENTARIO: El Estado y las
distintas administraciones mantienen capellanes en hospitales,
cuarteles, ejército, cementerios,... con un gasto de unos 50 millones de euros.
Nadie se opone a que se preste asistencia religiosa, espiritual o de
otro tipo, pero no parece que tenga que ser a costa del erario público.
No es tarea del Estado, es de cada confesión religiosa o grupo. El
Estado se debe limitar a facilitarla, no a costearla. Más grave es que
solamente una es la que tiene ese priviligio. Pensemos en los recortes
en sanidad y en los servicios públicos y valoremos la hipocresía de
quienes mantienen el privilegio mientras recortan en médicos,
enfermeras,... y la de quienes se lucran por realizar una tarea que sólo
a ellos compete.
En pleno proceso de recortes en distintos ámbitos de la sanidad pública, Sacyl mantiene una plantilla de 43 capellanes en los hospitales de Castilla y León,
de los cuales 33 están a tiempo completo y ocho más con dedicación
parcial y dos más como personal estatutario, una categoría a extinguir.
En total supone un coste a las arcas públicas que supera los 650.000 euros al año.
La contratación de estos capellanes se realiza dentro de un convenio de
colaboración suscrito por la gerencia de Sacyl y los obispados de
Castilla y León en el año 2004 como desarrollo en la Comunidad de los acuerdos anteriores entre la Iglesia y el Gobierno como son el concordato de la Santa Sede de 1979.
En el acuerdo, se establece que la retribución de los capellanes será
de 18.000 euros anuales para aquellos con una dedicación completa y un
55% a quienes desempeñen su labor a tiempo parcial, con cláusula de
revisión salarial de acuerdo con el IPC. No obstante, el convenio también se ha visto afectado con los recortes y se ha rebajado la parte proporcional a una paga extra,
de modo que se queda en 17.239 euros en el primer caso y 9.481 euros
los segundos. El sueldo de los dos capellanes en plantilla sería de
9.942 euros. El dinero no lo cobran directamente los sacerdotes que
ejercen como capellanes sino que lo ingresa trimestralmente cada
obispado y salvo esos dos casos puntuales, cuyas plazas desaparecerán,
el resto no forman parte de la plantilla de Sacyl.
«No creemos que el papel de los capellanes sea básico dentro del sistema de salud y por lo tanto consideramos que es prescindible»,
apunta el secretario de Acción Sindical de la federación de Sanidad de
CCOO en Castilla y León, Jaime Redondo, quien insistió en que Sacyl
debería denunciar este convenio para que deje de tener vigencia y
destinar la partida presupuestaria a otros servicios. «Con este dinero se cubriría buena parte de lo que la Junta dice que se ahorra con la supresión de las guardias nocturnas en los consultorios rurales o en la contratación de sustituciones de personal, que está reduciendo al máximo», insistió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario