así, todo lo que está pasando en EEUU acerca de éste ataque contra la Educación Pública es lo que se reproduce en nuestro país: para conseguir la mercantilización total de la enseñanza hay que crear las condiciones adecuadas eliminando todas las barreras que ofrezcan la más mínima resistencia.
Dadas a conocer sus intenciones normativas y reglamentarias, a partir de este momento, el gobierno de derechas debe vencer las resistencias del profesorado y en general, de toda la opinión pública. Después de las justificaciones apuntadas por los dirigentes políticos sobre las razones académicas que invitan al cambio de modelo educativo y que tienen su base en el fracaso y el abandono escolar, el rumbo marcado para el desmantelamiento debe proseguir apoyándose en razones de tipo económicos y en la necesidad de mejorar la eficiencia de los componentes del sistema (profesores, alumnos, tecnología). Para esto último, se introducirán indicadores mediante los cuales se pueda hacer un seguimiento de los resultados y productos obtenidos con valoraciones periódicas(reválidas, pruebas de acceso a la universidad, etc..) para determinar su mejor adaptación a las exigencias del espacio económico actual. En este orden de cosas, hay que introducir, el ataque sistemático a los sindicatos y el desprestigio de la enseñanza pública que justifique su privatización. Todo lo demás seguirá el orden natural de las cosas previsto por las élites políticas y económicas que nos gobiernan, a no ser que la movilización de los profesores y de la opinión pública consiga poner los frenos al interés de las clases ricas de este país, que por cierto es el mismo interés que tiene la clase rica americana. La lucha de clases se manifiesta a nivel internacional como no podía ser de otra manera, ya lo indicó Marx.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
En este país de guerras hay una que sí –más allá de la retórica
oficial– determinará el futuro de esta democracia: la gran disputa
nacional en torno a la educación pública.
La ofensiva de los autoproclamados reformadores de la educación está
compuesta por algunas de las fuerzas más poderosas del país, entre ellos
los hombres más ricos de Estados Unidos, el gobierno federal, el sector
financiero, los grandes medios y cabilderos, quienes afirman que el
problema central de un sistema de enseñanza público en descomposición
son los maestros de baja calidad y sus sindicatos que defienden el statu quo.
La solución que proponen, financiada por miles de millones en fondos
privados, es sujetar el sistema de educación a un modelo empresarial
guiado por ejecutivos, donde se evalúa a los docentes exclusivamente en
torno a exámenes estandarizados y se mide todo por esquemas de datos
bajo normas que se aplican al sector privado. A la vez, se busca aplicar
el
libre mercadoal sector educativo, con esfuerzos para privatizar algunos segmentos y contratar cada vez más servicios del sector privado en la enseñanza pública.
En esta
guerra, el enemigo son los maestros y sus sindicatos, a quienes culpan de resistir el cambio, proteger sus intereses mezquinos, que ponen encima de los de sus estudiantes, y de culpar a factores socioeconómicos por sus deficiencias.
Tal vez la expresión mejor conocida de este argumento fue la película documental Esperando a Superman,
de 2010, que presentó un sistema educativo compuesto de maestros
mediocres y complacientes, casi como burócratas, padres de familia
frustrados y sindicatos del magisterio con el solo interés de proteger a
sus agremiados. Según la película, la única y mejor solución son las
llamadas escuelas chárter, que reciben fodos públicos, pero son
administradas de manera privada, exentas de varias regulaciones, entre
ellas, la obligación de contratar sólo profesores sindicalizados, y
algunas pueden ser operadas con fines de lucro (hay más de 4 mil
chárters en 40 estados del país, y ahora suman 5 por ciento de las
escuelas públicas). Los críticos acusan que son la punta de lanza de la
privatización.
Ineficiencia y mediocridad
El argumento sobre la mediocridad e ineficiencia de la educación
pública ha sido nutrido por informes de instituciones y personalidades
muy destacadas, desde el secretario del rubro, Arne Duncan, a algunos de
los medios más influyentes del país. Bill Gates se ha obsesionado con
el hecho de que el sistema de enseñanza pública ya no produce la calidad
de trabajadores de alta capacitación técnica que requiere el país para
competir a nivel mundial, algo que Barack Obama ha reiterado al insistir
en que los estudiantes estadunidenses no pueden competir con los
coreanos. Un grupo de trabajo del prestigioso Consejo de Relaciones
Exteriores, encabezado por la ex secretaria de Estado Condoleezza Rice y
el ex jefe de educación pública de la ciudad de Nueva York Joel Klein,
dio la alarma de que el pobre desempeño educacional estadunidense en el
contexto global representaba
una grave amenaza a la seguridad nacional.
Noventa por ciento de los alumnos estadunidenses están en planteles
públicos, alrededor de 50 millones actualmente. El gasto federal,
estatal y municipal en enseñanza supera 600 mil millones dólares al año.
Como afirma David Denby en The New Yorker,
el debate sobre el futuro de la educación es en parte sobre empleo, poder y dinero, y ahora es parte de la lucha ideológica entre el gobierno, como garante del bien comunitario, y la competencia del mercado como un creador potencial de excelencia.
Por lo menos desde hace una década –algunos dicen que esta guerra
empezó hace 20 años– este movimiento reformista ha sido financiado en
gran parte por empresarios y sus fundaciones, la más sobresaliente la de
Bill Gates (Microsoft), la familia Walton (de Walmart), Mark Zuckerberg
(Facebook) y Eli Broad (su fortuna es de la aseguradora Sun Life) y
Michael Bloomberg (de Bloomberg y actual alcalde de Nueva York). Estos
han invertido miles de millones en programas de privatización de
escuelas públicas (las llamadas escuelas chárter), en financiar think tanks, agrupaciones
de cabildeo, centros de expertos, medios y periodistas, y en el apoyo y
cabildeo de autoridades locales, estatales y federales, logrando
imponer su agenda a escala nacional.
Ellos ya definen y determinan en gran medida el debate sobre las
políticas en el sector en este país, y tienen entre sus filas a los
jefes de educación de casi todas las principales ciudades del país,
hasta el propio secretario del rubro, Arne Duncan, y su jefe, Barack
Obama (como también a su antecesor, George W. Bush).
Privatización o escuelas chárter
Junto con ellos se ha integrado a este movimiento reformista un sector
de nula experiencia y, anteriormente, ningún interés en la enseñanza
pública: el financiero, que ahora también financia escuelas chárter,
promueve reformas para establecer el modelo empresarial y condiciona sus
contribuciones sustantivas a políticos en torno al apoyo a iniciativas
favorecidas por los
reformadores.
Desde 2002, la pieza central del movimiento reformista ha imperado
sobre el panorama de la enseñanza pública, cuando el entonces presidente
George W. Bush promulgó la ley No child left behind o NCLB
(ningún niño dejado atrás), donde se establece el uso de los resultados
de exámenes estandarizados estatales a estudiantes para medir el
desempeño de maestros y escuelas, que en algunos casos puede llevar al
despido de docentes y hasta la clausura de planteles. Por tanto, con
cada año se obliga a que los maestros y administradores dediquen cada
vez más tiempo, esfuerzo y atención a estos exámenes, ya que determinan,
cada vez más, su futuro.
Al llegar Obama a la Casa Blanca, su secretario de educación formuló un programa, Race to the top
o RTTT (Carrera a la cima), que promueve una competencia entre estados
para ampliar el uso de estos exámenes, la elaboración de más medidas y
programas para la evaluación estadística de estudiantes y maestros con
base en los exámenes, y la creación de más escuelas chárter a cambio de
fondos federales.
NCLB y RTTT son las coronas del movimiento reformista empresarial, y
sus consecuencias se sienten a lo largo y ancho del país. Su argumento
fundamental es que, con base en estas reformas, los maestros por fin
serán evaluados objetividad, y con ello hay un proceso de rendición de
cuentas en el sistema.
Mero negocio: antirreformistas
El problema, según los críticos de estas
reformas, es que ni el diagnóstico de los reformadores, ni sus recetas están basadas en los hechos, lo cual ha llevado a críticos a considerar que las reformas tienen más que ver con negocios y una visión neoliberal que con la función y propósito de la educación pública. Citan numerosos estudios, investigaciones y datos que demuestran que las reformas no han generado los resultados prometidos, que el diagnóstico está viciado por graves errores en evaluación. Subrayan que el eje del modelo de reforma, los exámenes estandarizados, no puede ser usado para medir el desempeño de maestros y escuelas, según expertos nacionales y hasta directores de algunas de las empresas que se dedican a eso, incluyendo la Rand Corporation y la agencia de investigaciones sobre métodos de evaluación escolar de la Academia Nacional de Ciencias.
Por otro lado, en años recientes se ha revelado que en Nueva York,
Houston, Chicago, Washington y otros lugares los políticos han inflado y
manipulado los resultados de los exámenes que tanto señalan como
pruebas del éxito de sus reformas.
La educación pública está bajo ataque de las fuerzas de la privatización, por gente que hace promesas falsas, declaró Diane Ravitch, profesora en la Universidad de Nueva York, quien hace una década fue una de las reformadoras más prominentes del país, ex secretaria asistente de educación en la presidencia de Bush padre, autora de 10 libros sobre políticas e historia de educación, entre otros logros destacados, quien ahora es tal vez la voz nacional más eminente en contra de los reformistas.
En un discurso el año pasado, agregó que
la profesión magisterial está bajo ataque de aquellos que culpan a los maestros por condiciones más allá de su control. Desean quitarles su profesionalismo y convertirlos en técnicos de exámenes. También advirtió que “si logran quitar a los maestros el derecho de negociar el contrato colectivo, silencian sus voces.
Con ello eliminan la única fuerza que puede detenerlos. Eso deja el
camino abierto para recortar fondos; para entregar más escuelas públicas
a las cadenas de escuelas chárter… y para implementar políticas que
dañan a los niños y reducen la calidad educativa. No permitan que lo
hagan”.
Ravitch, en un artículo en The Daily Beast, pronosticó que
“en los próximos años, los alumnos estadunidenses serán sometidos a más y
más exámenes, la industria de los exámenes engordará, y la calidad de
educación sufriría.
Para rescatarse, los maestros enseñarán sólo en torno a los exámenes
malos, los distritos escolares abandonarán las artes y reducirán el
tiempo en materias como historia, geografía, civismo, ciencias e idiomas
para tener más tiempo para los exámenes. Habrá más escándalos de
trampas con las calificaciones de las evaluaciones, que determinarán las
vidas y carreras de maestros y directores, y la sobrevivencia de sus
escuelas”.
Más recientemente, señaló que las empresas con fines de lucro tienen el objetivo de
lograr ganancias, no buena educación. La manera en que generan ganancias es cortar costos, y lo hacen sustituyendo maestros con experiencia con maestros sin experiencia, y con tecnología. No preguntan si es bueno para los niños o si mejora la educación, sino si incrementa las ganancias sobre la inversión.
La fuerza del mercado
De hecho, para algunos, las reformas han sido parte de un esfuerzo
impulsado por fuerzas conservadoras y empresariales, que argumentan que
la única manera de mejorar todo es aplicar las
fuerzas del mercadoal sector público. En 2008, la revista Time citó que Susan Neuman, profesora de educación quien había sido subsecretaria del sector del presidente George W. Bush y promotora de la ley NCLB, señaló que algunos de sus colegas en el gobierno veían esa ley como
un caballo de Troyapara promover su agenda de privatización, demostrar el
fracasode la educación pública y así
hacerla estallar un poco.
Richard Rothstein, experto en políticas educativas del Instituto de
Política Económica y autor de varias obras sobre el tema, ha sido un
crítico feroz de las reformas implementadas, y recientemente comentó al New Yorker que
el movimiento de reforma está destruyendo el sistema de la enseñanza pública.
Los reformistas acusan a sus críticos de usar la pobreza y otras
condiciones socioeconómicas como justificación para detener las
reformas, las cuales, dicen, son la mejor manera de ofrecer
oportunidades a los sectores más vulnerables. Pero según investigaciones
de varias universidades y expertos como Jonathan Kozol, son los
reformistas los que niegan el impacto de la pobreza sobre los
estudiantes. De hecho, la brecha en desempeño académico entre pobres y
ricos se ha ampliado hasta un 50 por ciento desde 1980.
Rebelión
Hay cada vez más avisos de rebelión contra la visión tecnócrata y
empresarial de la educación. En Texas, casi 80 por ciento de las juntas
escolares del estado han aprobado una resolución rechazan los exámenes
estandarizados como base de evaluación de maestros y escuelas. En la
ciudad de Nueva York, encuestas registran que las mayorías reprueban las
reformas educativas del alcalde Bloomberg.
El 10 de septiembre del año pasado, por primera vez en 25 años, el
sindicato de maestros de Chicago estalló una huelga y no fue por la
disputa sobre salarios, sino contra la demanda del alcalde Rahm Emanuel,
ex jefe de equipo del presidente Barack Obama, de abrir más escuelas
chárter, mayor evaluación y bonos de maestros con base en los
resultados de estudiantes en exámenes estandarizados. Ocho días después,
la huelga concluyó tras concesiones por ambos lados, pero para muchos
maestros esta acción logró detener, por ahora, la imposición de la
agenda empresarial, una batalla en una guerra que continúa.
Rothstein escribió que la huelga “fue la primera rebelión abierta de
maestros a escala nacional por esfuerzos para evaluar, castigar y
recompensarlos basados en las calificaciones de sus estudiantes en los
exámenes estandarizados… El descontento de los maestros ha estado
burbujeando ahora durante una década, pero se necesitó un sindicato bien
organizado para dar expresión práctica a ese descontento”.
Chicago, dicen unos, sólo es una primera llamada.
La experta Diane Ravitch afirma que la profesión está bajo el ataque
de quienes culpan a maestros por condiciones fuera de su controlFoto Saz
No hay comentarios:
Publicar un comentario