Muchos de los participantes en las manifestaciones
celebradas en el día de ayer consideran que los políticos tienen bastante
culpa, son bastante responsables de lo que está pasando. La gente mete a todos
los políticos en el mismo saco. Así, el distanciamiento entre la ciudadanía y
la política es considerable.
El movimiento social que se está produciendo está superando
ampliamente a los partidos políticos. El PP camina hacia la tumba y no tardará
mucho en saltar hecho pedazos; el PSOE, que no había cambiado respecto a las
políticas que le llevaron a la amplia derrota electoral, por lo que se
desprende de las últimas declaraciones públicas de Rubalcaba, radicaliza el
tono en el que expresa sus exigencias. Sin duda, ha influido la amplia
participación ciudadana en las manifestaciones celebradas en el día de ayer. Una
y otra vez se pide que el gobierno cambie de política, pero se sigue sin dar
alternativas reales a la situación.
No hay la menor duda de que para salir de esta depresión, el
gobierno tiene que romper con las políticas de ajuste y austeridad que nos
conducen a más depresión y a la hecatombe económica y social. Pero, hoy por hoy,
esa no es su intención. ¿Cómo va a modificar las políticas que están empobreciendo
la sociedad? La respuesta, movilización social debe llevar a la convocatoria de
elecciones.
Estoy convencido de que en la medida en que pasen los días
será más público y notorio, cada vez, calará más la ideas en importantes
sectores políticos democráticos, socialistas y de izquierda que el rumbo de
este país no cambia con pactos y acuerdos con el PP. El PP, no se va a mover de
sus posiciones políticas; para reorientar
el rumbo de este país es imprescindible la movilización social, pero
simultáneamente a ella, se tienen que dar alternativas políticas que desde mi
punto de vista pasan por la exigencia de la convocatoria de elecciones
generales.
El gobierno de la derecha ha cometido un fraude electoral,
está aplicando medidas que no estaban recogidas en su programa electoral. Ha
engañado a la ciudadanía y debe dimitir y convocar elecciones. Tenemos que
exigir la convocatoria de elecciones generales. Pero al mismo tiempo, nosotros
tenemos que cambiar. La convergencia con la ciudadanía, con las aspiraciones de
las clases sociales trabajadoras, pensionistas y sectores sociales más humildes
deben llevarnos a un cambio de política. El cambio pasa por una serie de
medidas ligadas al rechazo del Pacto de Estabilidad y del Pacto Fiscal, que nos
atan a la Banca Alemana
y nos hace depender de ella a todos los efectos económicos y sociales.
Para actuar con justicia social y superar
la crisis, el Estado necesita recursos, se tiene que dotar de fondos, que
deben proceder de una reforma fiscal, para que paguen los que más tienen que
por unas razones u otras, en nuestro país, contribuyen muy poco a la Hacienda Pública.
Los inspectores de Hacienda han mantenido una pelea constante, a lo largo de
los años, recomendando a los sucesivos gobiernos, la necesidad de medios para
la lucha contra el fraude fiscal, que en una proporción muy considerable,
superior al 80 %, radica en las grandes fortunas, la Banca y las grandes
empresas.
Para que no se vuelvan a dar pasos hacia atrás en el Estado
del Bienestar se tiene que asegurar a los ciudadanos y ciudadanas del ejercicio
de los derechos básicos a la educación, la sanidad y los servicios sociales.
Por supuesto que hay que profundizar en la democracia real, lo que implica una
mayor participación social y ciudadana en las decisiones públicas, en los
diferentes niveles institucionales y corporativos, en asuntos que afectan a la
población y que no pueden resolverse de una manera poco democrática y con
ocultamientos que inspiran desconfianza y sospechas.
En definitiva, no se trata de hacer un programa electoral,
pero sí de recalcar algunos elementos y una serie de cuestiones que
son necesarias para ganar la confianza y converger con los intereses y
aspiraciones de las capas trabajadoras y de la inmensa mayoría de los sectores
sociales de este país. De otra manera, otros ganarán la partica.
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