En el fondo de todo el problema late una confusión entre la ideología propia, el fundamentalismo religioso
Documento con fecha miércoles, 25 de julio de 2012. Publicado el miércoles, 25 de julio de 2012.Autor: Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Publica.
Ante las declaraciones del Ministro de Justicia sobre los motivos de
intentar eliminar el supuesto de grave enfermedad del feto en la
legislación sobre interrupción voluntaria del embarazo, la Federación de
Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública tiene que señalar:
1) Resulta sorprendente que el Sr Gallardon hable de los derechos
de los discapacitados cuando forma parte de un Gobierno que los ha
mutilado de manera inclemente, reduciendo la dependencia, las
subvenciones a entidades que los atienden, incrementando los copagos en
medicamentos, introduciendo copagos en transporte sanitario no urgente,
etc. Parece que le preocupan mas los derechos de los que no son personas
que los de las personas reales.
2) También lo es que desconozca que muchas de las graves
enfermedades cubiertas por este supuesto (que solo supone algo menos del
1% de los abortos que se realizan) se efectuan en casos de fetos no
viables que tienen lesiones incompatibles con la vida, por ej la
anencefalia. ¿Cómo es posible que se pretenda mantener a termino un
embarazo de un feto no viable que se diagnostica con la primera
ecografia?. Estamos ante un caso flagrante de sadismo incomprensible e
intolerable en una sociedad desarrollada.
3) En el fondo de todo el problema late una confusión entre la
ideología propia, el fundamentalismo religioso, y la del conjunto de la
población, que es claramente distinta y mayoritariamente mucho mas
abierta, a la que se le quiere imponer un rigorismo ultracatolico
contra toda lógica democrática.
4) Otra cuestión son los problemas sanitarios que conllevaría este
tipo de regulaciones, porque incitaría a la búsqueda de soluciones en
otros países o a los abortos clandestinos (favorecidos por los problemas
económicos de la actual crisis) con los incrementos de mortalidad y
morbilidad que suponen.
No solo hay que rechazar las declaraciones del ministro, sino también
lo que suponen de intentar volver a imponer al conjunto de la población
una ideología ultramontana opuesta a la mayoría, sino sobre todo
reivindicar el derecho de las mujeres a adoptar sus propias decisiones
sobre su sexualidad y reproducción.
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