Los estudiantes universitarios han vuelto a encerrarse la pasada noche
en la biblioteca central del campus pacense. Por segunda noche
consecutiva ha sido su manera de quejarse contra el decreto
gubernamental de medidas urgentes que contiene los recortes en
educación.
A partir de ahora, encaminarán su protesta y debates
sobre este asunto desde un aula que les facilitará la propia
universidad, y han decidido que una vez a la semana, los miércoles, usen
de nuevo la biblioteca para encerrarse allí de manera simbólica.
La asamblea celebrada esta madrugada, que ha durado unas
tres horas, ha servido para exponer todos los puntos que se han debatido
en los diferentes grupos de trabajo que se han desarrollado y han
vuelto a explicar cómo y en qué les afecta los recortes en Educación.
Además, aprovechando la presencia de estudiantes de Mérida se va a
intentar que los encierros se extienda al resto de campus universitarios
y a otras universidades.
El ambiente ha pasado de estar dominado por cierta
tensión a reinar la cordialidad más solidaria entre alumnos y
autoridades universitarias. Y es que la decisión de pasar la noche del
martes al miércoles en la biblioteca del campus pacense no contó con la
aprobación inicial del vicerrector de Estudiantes, Ciro Pérez Giraldo,
que temía por la imagen de la institución argumentando que el acto se
podía interpretar como una acción contra la Universidad de Extremadura,
según explicaron los alumnos, ya que desde la Uex han preferido no
comentar este episodio.
De hecho, se habían colocado carteles preventivos que
prohibían la ocupación de la biblioteca. Pero cuando el vicerrector
comprobó en persona a las diez de la noche -una hora antes del cierre de
la biblioteca- que de cincuenta alumnos convocados al principio la
cifra se había elevado a más de doscientos el encierro y posterior asamblea se dejó seguir.
Según se explicó después a los alumnos, era por el temor
de que causaran desperfectos. Pero espontáneamente todos los presentes
dieron su nombre y DNI para que los hicieran responsables de cualquier
daño si lo hubiere.
Ayer por la tarde, veinticuatro horas después el análisis
de la situación por parte de las autoridades universitarias todo era
bien distinto. El propio rector, Segundo Píriz, al que los alumnos
acusaron de haber avisado a la policía un día antes, declaró ayer que el
encierro se había desarrollado de una manera ejemplar. «Estoy orgulloso
de su comportamiento y nos han dado un ejemplo a la sociedad», declaró
ayer Píriz a HOY sobre los alumnos de la universidad que dirige.
La relación entre estudiantes y rector mejoró
ostensiblemente durante la tarde tras una reunión entre los portavoces y
el vicerrector de Estudiantes, que les dio a entender que ambas partes
comparten el mismo objetivo, el de defender una enseñanza universitaria
de calidad y no mermada por los recortes económicos.
La prueba es que ayer mismo el rector Segundo Píriz y sus
homólogos de otras universidades españolas habían dado plantón al
ministro de Educación, José Ignacio Wert, la persona que está diseñando
los recortes universitarios. Esto animó a los jóvenes, que confirmaron
que unos y otros tienen los mismos intereses en estos momentos.
Julio Mendoza, de la comisión de Prensa, señaló al salir
de la reunión con el Vicerrector de Estudiantes que éste le había dicho
que «a la universidad también le interesa que haya difusión de
información y espíritu crítico». De este modo, se confirmó que «todos,
alumnos y profesores, van en el mismo barco», como le recordó un
portavoz de la asamblea estudiantil el martes al vicerrector de
Estudiantes.
Varias comisiones
El movimiento que ha iniciado esta protesta se denomina
Asamblea Universitaria de Badajoz y, según uno de sus portavoces, Josué
Otero, todo se fraguó el martes por la mañana durante la concentración ocurrida en el campus contra los recortes en educación.
Después, en la manifestación que tuvo lugar a las siete
de la tarde en el centro de la ciudad detectaron que había más
universitarios partidarios de constituir una plataforma que explique
cómo afectan las medidas del Gobierno a la universidad extremeña.
La biblioteca cierra a las once de la noche y aunque
había carteles desautorizando la ocupación, finalmente ésta se produjo
de forma pacífica. Durante la primera noche, explica Otero, se
constituyeron siete grupos de trabajo: de organización, de comisión
interna, de redes sociales, de prensa, de debate y análisis, de respeto y
de creatividad con el fin de concretar las conclusiones.
Tras una puesta en común, la asamblea decidió prolongar
una noche más su encierro en la biblioteca, siempre sin causar
trastornos a los usuarios de la biblioteca, por lo que la idea anoche
era abandonarla hoy sobre las seis de la mañana para que las limpiadoras
puedan hacer su trabajo antes de la apertura a los estudiantes a las
ocho y media de la mañana.
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