En
los presupuestos del Estado y en la Reforma Laboral hay un claro
posicionamiento ideológico del PP. En ambos casos se dificulta
sobremanera la integración de la mujer en el mundo del trabajo.
La
reforma laboral pone en manos de los empresarios la organización del
trabajo, los horarios, los cambios de turnos, el desplazamiento
geográfico, etc. La empresa puede descolgarse fácilmente de los
convenios colectivos y, por tanto, de los acuerdos alcanzados con los sindicatos que afecten a la mujer trabajadora. En esta nueva
situación, la conciliación de la vida laboral y familiar queda
supeditada al libre arbitrio de la empresa. En este orden de cosas, la
mujer es el eslabón más débil y dependiente, ya que por lo general, es la que más
relación tienen con los problemas de la casa, cuidado de los niños,
ancianos o dependientes.
Los
recortes en los presupuestos del Estado que tienen que ver con los
gastos sociales dificultan las políticas de integración laboral y de
igualdad. Así ocurre con la disminución de las partidas destinadas a las
organizaciones sociales y a los organismos que tienen un papel
importante en la defensa de la igualdad de la mujer. El presupuesto
destinado a la lucha contra la violencia de género se reduce en un 22%.
El Observatorio de la Salud de la mujer desaparece. El dinero se lo
quitan a las organizaciones sociales y se lo dan a las organizaciones
religiosas o a las que se mueven en asuntos ideológicos. La iglesia no
ve recortada sus ingresos pese a los recortes en todas las actividades
de carácter social.
El
PP está repitiendo continuamente que va a defender la maternidad, pero
todo es una falsedad ya que en los presupuestos del Estado promueve el
fin a los programas de escolarización entre 0 y 3 años y las reducciones
en los fondos destinados para la Dependencia. Los recortes sociales van
a traer una perdida de puestos de trabajo para las mujeres. A finales
de 2010 trabajaban en la Dependencia 265.000 personas. El recorte
anunciado por el gobierno de 283 millones de euros de los 1.500 millones
dedicados a este asunto, al que hay que sumar el recorte que harán las
Comunidades Autónomas, va a suponer una pérdida de muchos miles de
puestos de trabajo, además de las repercusiones negativas para la
integración de las mujeres al mundo del trabajo. Con estas políticas, el
PP está favoreciendo las condiciones para que se extienda y se
consolide en la sociedad la violencia estructural contra la mujer.
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