Ahora que la Unión Europea exige a nuestra enferma economía una
sangría adicional de otros cinco mil millones más, conviene recordar que
el déficit español no lo ha creado el exceso de gasto público, sino la
falta de ingresos. Por mucho que se repita, no es cierto que nuestro
Estado del bienestar sea insostenible o que las autonomías sean
demasiado caras o que hayamos vivido por encima de nuestras
posibilidades. El problema español es otro: está en nuestro desastroso modelo fiscal. Algunos datos para opinar del asunto con propiedad.
Ingresos fiscales por países en porcentaje del PIB nacional en 2010. Fuente: Eurostat.
Aún no se conoce el detalle de 2011, pero las cifras de 2010 lo
explican con bastante rotundidad. En ese año, las administraciones
públicas españolas recaudaron un 32,9% del PIB. Son 6,7 puntos menos que
la media de la UE 27 (39,6%), 10,8 puntos menos que lo que se recauda
en Francia o 9,7 puntos menos que en Italia, siempre en proporción sobre
el PIB. Con un sistema fiscal europeo, las cuentas públicas españolas
serían perfectamente sostenibles. De toda la UE, solo en Irlanda (con su
agresiva política fiscal para empresas) y en algunos países de Europa
del Este –Polonia, Rumanía, Letonia, Bulgaria y Lituania– se pagan menos
impuestos que en España.
El gasto público español tampoco es desmesurado.
Al contrario, está cinco puntos por debajo de la media europea: el
45,6% del PIB frente al 50,6% de la UE. La distancia ahora es incluso
menor de lo habitual por el aumento en el número de parados provocado
por la crisis económica. Hasta el inicio de la crisis, entre 2001 y
2007, el gasto público español rondaba el 38%. Al igual que con los
ingresos, el tamaño de nuestro sector público nos aproxima a “potencias”
como Letonia o Rumanía. Nuestro gasto social –lo que invertimos en
pensiones, en educación o en sanidad– también está por debajo de la media europea.
http://www.escolar.net/MT/archives/2012/03/el-deficit-espanol-no-es-culpa-del-gasto-publico.html
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